Efectivamente, el crecimiento de las exportaciones nacionales es uno de los grandes y más difíciles objetivos en que se ha situado la economía nacional dentro de su estrategia de desarrollo; y es correcto que así sea. Ello significaría no solo un mayor nivel de ingreso y riqueza, sino también, obviamente, más empleo y, por lo tanto, reducción de la pobreza y elevación del nivel de vida.
Hay tres fuentes claves en la captación de los ingresos nacionales: turismo, zona franca y remesas. Ha sido incuestionablemente correcto que el país haya identificado el turismo como uno de los sectores claves para el
desarrollo nacional, y que lo siga siendo. A su vez respondió a una realidad objetiva y una oportunidad estratégica aprovechar las posibilidades de captar inversiones para desarrollar los parques industriales bajo el esquema de zonas francas. Aunque este esquema está llamado a desaparecer por las concepciones prevalecientes hoy día en que se pretende que toda la economía funcione en igualdad de condiciones sin el trato preferencial que reciben las zonas francas, la OMC acaba de autorizar que ese esquema se mantenga hasta el 2015; se suponía que tendría que desaparecer en el 2009 y ya veremos más adelante.
Sin embargo, la tercera fuente de ingresos no responde a un factor de la estrategia de desarrollo sino que, muy por el contrario, es la prueba fehaciente del fracaso histórico de las políticas económicas nacionales. La emigración masiva nos proyecta la gran tragedia: estrategias fallidas que hicieron quebrar sectores tradicionales con la consecuente pérdida de empleos y de producción y por lo tanto la misma es una prueba de la incapacidad que han mostrado las políticas económicas implementadas hasta ahora para generar empleos a un ritmo adecuado.
Ni el turismo ni las zonas francas pueden compensar plenamente el desplazamiento de fuerza de trabajo que se ha producido en el vital y necesariamente estratégico sector agropecuario nacional. La economía nacional difícilmente pueda dar los saltos cualitativos y cuantitativos que de ella se espera sin un proceso masivo de inversión en los sectores agrícolas y pecuarios nacionales.
Es ineludiblemente cierto que para ello se requiere una política de gobierno para fortalecer el sector y crear las infraestructuras imprescindibles para garantizar altos niveles de competitividad. ¡Cuántas oportunidades y recursos perdemos con frecuencia! ¿Qué queda de aquellos 32 proyectos de flores para la exportación, para los cuales el país recibió importantes recursos hace unos 12 años? Colombia exporta más de mil millones de dólares en flores cada año y Ecuador alrededor de 700 millones de dólares. Aquí hemos terminado importando.
Más recientemente, los invernaderos en que se invirtió, sería bueno conocer qué impacto han tenido en la producción y sobretodo en la exportación.
No hay dudas de que el principal problema en estos momentos es el de lograr producir en condiciones de rentabilidad y competitividad. En esa dirección se inserta un creciente esfuerzo de pequeños productores que requieren y merecen un fuerte apoyo institucional para acrecentar la disponibilidad de productos agropecuarios.
El gobierno tiene que avanzar a completar un esquema integral de apoyo al exportador.
Pero ello no basta.
Ni resulta suficiente que el CEI-RD ejecute una agresiva y exitosa política de promoción de exportaciones, si el sector empresarial no incrementa y diversifica la oferta exportable.
¿El país tiene que resignarse a estancarse como productor de bienes primarios, sin avanzar a una plataforma exportadora agroindustrial con mayor valor agregado?
Países como Italia, Alemania y otros, aparecen en las estadísticas como importantes exportadores de café a nivel mundial. ¿Cuántos alemanes e italianos podemos encontrar que hayan visto una maldita mata de café? El mismo análisis es válido con relación al cacao y el chocolate en el caso de Suiza y Holanda, entre otros.
Estos países importan el producto primario, lo procesan y ofertan entonces un producto de mayor valor agregado y demanda.
El empresariado privado de mayores posibilidades debiera también asumir su compromiso con el desarrollo del país y contribuir a desarrollar una plataforma agroindustrial que habrá de ser el pivote del desarrollo nacional, así como de una amplia y exitosa plataforma exportadora. Solo entonces lograremos los saltos que pretendemos y estaremos en condiciones de poder aprovechar las potencialidades de los acuerdos de libre comercio.
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