En los últimos cuatro años, la exportación de las empresas aragonesas ha aumentado un 30%. “Lejos todavía de la situación europea”, matizan desde la Cámara de Comercio de Zaragoza. Por eso, entre otros programas, facilitan a las pymes un profesional formado en comercio exterior que les ayuda en este proceso: son los Gestores de Exportación a Tiempo Parcial (GTP).
La ayuda siempre es bien recibida. En los estudios, en el trabajo, en la propia vida. Unos ponen orden en la suya y otros música a un momento especial. Muchos ponen esfuerzo a la consecución de su sueño. Entre éstos, los emprendedores ponen muchas horas de trabajo para sacar a flote su idea.
Después, cuando llega el momento de expandir su negocio, la búsqueda de nuevos mercados fuera de las fronteras nacionales resulta vital. Ese es el instante preciso para poner un GTP en la empresa.
Los gestores de exportación a tiempo parcial, también conocidos con estas siglas de GTP, son profesionales formados en comercio exterior que, a través de la Cámara de Comercio de Zaragoza, realizan labores propias de un departamento de internacionalización y venta exterior en pymes. Esta actuación forma parte de otras que esta entidad realiza para facilitar la comercialización en otros países, como el Programa de Iniciación del Comercio Exterior (PIPE).
Esta ayuda en forma de GTP está desarrollada por el Consejo Aragonés de Cámaras de Comercio y el Departamento de Economía de la DGA. Así, las empresas con un producto exportable pero sin infraestructura propia pueden abrir nuevos mercados fuera de las fronteras de Aragón y de España. La colaboración es de doce meses, prorrogable otros seis. En la actualidad, diez sociedades aragonesas participan en el programa.
En el último ejercicio, el correspondiente al año 2006, el total de las empresas aragonesas exportaron mercancía por valor de más de 7.400.000 euros. En cuatro años, un aumento del 33,15%. Aún más espectacular es el incremento en el número de operaciones, que desde 2002 hasta la última contabilidad anual registrada se multiplicó por más de tres: pasó de 159.768 a superar el medio millón. Esto hizo disminuir la cuantía media de cada operación a 14,56 euros, un tercio del promedio del año en que entró en circulación el euro.
Los zapatos de Totem Shoes, fabricados en Illueca y comercializados bajo la marca Andium, todavía no forman parte de esta estadística. Pero están en ello. Por eso tienen un gestor en su empresa, colaboración que han prorrogado desde los doce meses iniciales a medio año más. “Empezamos con el programa de iniciación al comercio exterior y luego, antes de abordar la segunda fase de esta actuación, nos aconsejaron desde la Cámara que nos uniéramos al proyecto GTP. Hasta ahora, estoy bastante contento”, asegura el gerente de la empresa, Jesús Urbano.
Primero Francia
“Actualmente tenemos bastante avanzada la exportación hacia Francia, llevamos dos años trabajando con gente allí y parece que la cosa pinta bien”, continúa el empresario. Además, el calzado Andium intentará viajar a más países directo desde la factoría aragonesa: Irlanda, Grecia y los tres del Benelux (Bélgica, Holanda y Luxemburgo) figuran en la lista. En la elección de las zonas juega un papel importante la experiencia del gestor de exportación. “Es una decisión conjunta, se trata de buscar donde está funcionando más el calzado español, donde se venden más artículos. Nos marcamos unos países objetivo con arreglo a la coyuntura actual. Así empezamos a funcionar”, informa Urbano.
La Cámara de Comercio de Zaragoza ayuda a las pymes a exportar sus productos
Sin embargo, de acuerdo con las palabras prudentes del emprendedor, el porcentaje de producción que se destina al extranjero todavía no es representativo. Pero Urbano muestra ilusión: “Estimamos que en Francia tendremos este año más pedidos, pero sigue siendo pronto. El trabajo está hecho y debemos empezar a recoger el resultado”. En la cosecha de estos frutos empresariales siempre estará presente la importancia del GTP, aunque el horizonte temporal para la venta fuera del país supere los 18 meses de colaboración de este profesional. “Creo que como mínimo hacen falta cuatro campañas para que la gente conozca la marca”, vaticina el gerente de Totem Shoes. En esto coincide el gestor que está con ellos, Javier de la Mano. “Es una proyección muy sensata”, sentencia.
La pieza clave de todo este entramado tiene muy clara su posición desde el principio en cada empresa por la que pasa: “Las empresas son de ellos, les podemos aconsejar, explicar nuestras razones, pero desde el primer momento, tanto nosotros como los empresarios, tenemos presente que las decisiones son de los gerentes”, comenta este gestor de exportación. Con conocimientos de idiomas y formado en comercio exterior, Javier de la Mano lleva desde que empezó el programa de la Cámara ejerciendo este puesto. Su experiencia le otorga la suficiente precisión para buscar el éxito en cada empresa. “El plan se adapta a los medios de cada sociedad, sus perspectivas, las acciones anteriores. Después de esto, seleccionamos las herramientas para actuar”, relata.
El tamaño de las entidades, que suelen ser microempresas –más del 90% de las sociedades aragonesas tiene menos de diez empleados– es uno de los factores que más condiciona este proceso de preparación. “La práctica puede diferir de lo que hemos planeado sobre el papel. No tenemos posibilidad de realizar viajes de prospección ni asistir a ferias en primer término, la información se va afianzando con el paso del tiempo”, se lamenta De la Mano.
Buscar la concentración
Este tipo de programas de la Cámara de Comercio de Cámara de Zaragoza trabajan para paliar el handicap que supone el mínimo tamaño de las empresas en Aragón. “La dimensión es un inconveniente muy fuerte y muy difícil de superar para exportar. Además, en la actualidad vivimos una etapa de globalización en la cuál el que no exporta o no importa no subsiste. Hasta la sociedad más pequeña necesita productos importados”, explica el responsable del área de Comercio Exterior de la Cámara de Zaragoza, Jesús Cisneros.
Para él, la concentración puede ser una de las soluciones. “Estaría bien tratar de favorecer estos procesos, la creación de consorcios de exportación, fomentar que las empresas trabajen juntas para llegar a unas dimensiones más acordes con las exigencias internacionales”, demanda Cisneros. Además, también aboga por corregir problemas estructurales propios de España, como la enseñanza de idiomas. Por todo esto, hay que seguir trabajando. “Estamos mucho mejor que antes, pero seguimos lejos de la situación europea”, sentencia. Por Víctor Gil Puértolas. Aragón Digital
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