Finalmente se aprobó una ley que fomenta la unión de empresas para vender al exterior, un camino ya recorrido con éxito por otros países que en Uruguay enfrenta algunas trabas de corte cultural.
Exportar puede ser una palabra prohibida para muchas empresas que por su porte no tienen la producción ni la solvencia económica necesaria para animarse a hacer frente a tal proyecto. Sin embargo, la ley que crea los Consorcios de Exportación, aprobada en el Senado, promete importantes cambios en el tema.
De esta forma, la medida impulsada por el senador nacionalista Ruperto Long promueve la asociación de dos o más empresas, ya sean micro, pequeñas o medianas (Mipymes) con el objetivo de abrirse al mercado internacional y poder promocionar, ofertar o comercializar en conjunto sus productos o servicios. Esta herramienta se utiliza en varios países europeos como Italia y España, así como en Chile, y se estima que en cuatro o cinco meses comenzará a aplicarse en Uruguay.
Bajo la nueva norma, el Poder Ejecutivo tendrá la facultad de exonerar a los consorcios de los impuestos a la Renta de la Actividad Empresarial, al Patrimonio y a las Transacciones Patrimoniales, para lo cual deberán presentarse en la Comisión de Aplicación de la Ley de Inversiones.
A pesar de que se asocien y que elijan un nombre común para el consorcio, las empresas no pierden su individualidad. Así como tampoco se hacen responsables de operaciones en las que no participen dentro de la sociedad. Sobre este punto, Long explicó que, si un consorcio está formado por 20 empresas y no todas intervienen en el total de las operaciones que se realicen, aquellas que no tengan participación no generarán ningún compromiso, ya que “no existe responsabilidad solidaria entre los integrantes del consorcio porque una cosa es exportar y otra es que sea socio y que tenga que responder por todo lo que el otro haga o deje de hacer”.
Números que excluyen
Cualquier empresa puede participar de un consorcio de exportación y comenzar a exportar aunque jamás lo haya hecho antes. En Uruguay el 98% de las firmas son Mipymes, precisó el legislador y señaló que éstas generan aproximadamente el 65% del empleo, aunque representan sólo el 7% de las exportaciones. Además, agregó que “un máximo de 400 empresas son quienes comercializan al exterior más del 90% de la producción” y, al ponerse en práctica la ley de consorcios, las exportaciones por parte de más pequeñas podrían duplicarse y “no sería ninguna sorpresa”.
Teresa Aishemberg, secretaria ejecutiva de la Unión de Exportadores, expresó que hacía mucho tiempo que esperaba la aprobación y sostuvo que le “parece muy beneficiosa, debido a que países y regiones han crecido gracias a la conjunción de esfuerzos de varias empresas”.
En la misma línea, Elena Bing, titular de la Dirección Nacional de Artesanías, Pequeñas y Medianas Empresas (Dinapyme), está convencida de que se trata de un paso importante y señaló que “las empresas más pequeñas muchas veces tienen problemas para lograr negocios en el exterior debido a que necesitan grandes volúmenes para exportar y los costos son muy altos. Bing enfatizó que “Uruguay es un país chico donde aún las empresas grandes son pequeñas en el concierto mundial”. Muchas veces los clientes extranjeros no quieren negociar con una gran cantidad de firmas pequeñas, sino con una sola, y el consorcio beneficia esta modalidad, subrayó.
Animarse a dar el paso
Asociarse y trabajar en conjunto para exportar puede ser muy redituable o demasiado costoso. El senador Long enfatizó que salir al exterior a iniciar un proceso puede salir miles de dólares y prácticamente cualquier empresa está inhibida. Sin embargo, sostuvo, si el costo total se divide entre varias firmas, las cosas cambian. El legislador se animó a estimar una baja de por lo menos un 30% en el costo de las ventas al exterior si las firmas se asocian en Consorcios de Exportación y consideró que el rubro que podría ser el más beneficio es el alimenticio, ya que existe una gran demanda en el mundo. “Un caso típico serían los productores de queso, que en Uruguay son unos 2.500 mientras que las empresas que exportan son sólo unas 20”, sostuvo.
Una empresa puede integrar más de un consorcio de exportación y la asociación puede ser con firmas del mismo o diferentes ramos.
Jorge Ferrari, director del Laboratorio Grinlab, es uno de los socios fundadores de PhytoUruguay, consorcio de nueve empresas de hierbas y productos medicinales, financiado por el gobierno italiano e implementado por la Organización de Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial, con el objetivo de promover esto último y las ventas al exterior. El empresario reconoció que el proceso de asociación fue largo y complejo, pero que ya verá sus frutos: en los próximos días su marca comenzará a venderse en la cadena Disco, al tiempo que están avanzadas las tratativas para exportar a Italia.
Ferrari agregó que el inicio del consorcio fueron varias horas de reuniones entre los posibles integrantes. “Las primeras se usaron para armar el reglamento y sirvieron para irnos conociendo, porque las firmas que participamos en algún aspecto competimos y eso implica cierta desconfianza que hay que ir venciendo”, narró. A su juicio, el proceso implica confiar en el compañero, ayudarse y “crear sinergía para ganar todos”.
Martín Durán Martínez, director del proyecto, hizo hincapié en las dificultades para formar consorcios de exportación, porque aseguró que hay un mito que dice que el empresario uruguayo es individualista, pero en realidad todos los empresarios lo son, tanto en Uruguay como en cualquier parte del mundo. Es por eso, agregó, que hay que convencerse y tener muy claro que todo lo que se hace es para conseguir negocios y éstos no aparecen de un día para el otro.
Por su parte, Bing coincidió en que la dificultad es cultural, pero dijo que “hay que ver más allá y encontrar que los beneficios que puedan obtener van a ser más importantes que las reticencias o el temor de compartir información con las demás empresas”.
Un trampolín para crecer
El crecimiento de una empresa que integra un consorcio de exportación y, sobre todo si éste es desigual, puede provocar que esa firma se separe de la figura del consorcio, sostuvo la directora de Dinapyme y agregó que a su entender el “consorcio no es un fin en sí mismo”. Aunque agregó que la ley permite que se otorguen estímulos adicionales que hacen más atractivo mantenerse dentro de la figura del consorcio de exportación. Este tipo de asociaciones contarán con un tratamiento de “neutralidad fiscal”, por lo que las empresas en ningún caso podrán quedar en peor situación que la previa a constituir la sociedad.
A Varias Puntas
– La ley de Consorcios de Exportación, dirigida a pequeñas unidades productivas, llevaba 20 años deambulando por el Poder Legislativo hasta que el martes de la semana pasada finalmente se aprobó.
120.000 son aproximadamente las unidades productivas que existen en Uruguay. Por lo que el semillero de posibles exportadores es muy grande, aseguró el senador Ruperto Long, quien enfatizó que el mercado exterior está “casi virgen” de producción uruguaya.
– Actualmente las exportaciones uruguayas se reparten en cuatro partessimilares. Un cuarto de ellas va hacia los países de la región que integran el Mercosur, otro cuarto a los de América del Norte, el tercer cuarto se dirige hacia Europa y por último el restante va hacia los demás mercados del mundo, afirmó Elena Bing, directora de Dinapyme.
Entre 3 y 10 es el número ideal de miembros que recomienda, para establecer un consorcio de exportación, el contador Martín Durán Martínez, de Onudi, quien trabaja con diferentes empresas en la formulación de este tipo de asociaciones. Por Virginia Díaz. Diario El País
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