Cuando las exportaciones de un país crecen con dinamismo se generan mejores condiciones para el progreso socioeconómico de sus habitantes. Por esto, es de importancia estratégica analizar el resultado de las exportaciones salvadoreñas en 2007, cuando crecieron 7.4% hasta alcanzar $3,980 millones.
Lo más extraordinario es que en los últimos años este crecimiento ha sido liderado por las exportaciones no tradicionales, constituidas por un amplio grupo de bienes, las cuales se elevaron de $1,666 millones en 2006 a $1,919 millones el año pasado, un aumento equivalente a 15.2%.
El punto negro en el favorable resultado del sector externo es el 1.1% de decrecimiento de las exportaciones tradicionales, explicada fundamentalmente por una leve baja de las exportaciones de café y de camarón, mientras que las de azúcar se mantuvieron inalteradas en $72 millones en 2007.
Otro resultado positivo se obtuvo en la medida que las exportaciones de maquila revirtieron la tendencia a la baja de los dos años anteriores, al pasar de $1,777 millones en 2006 a $1,801 millones en 2007, aumento equivalente a 1.3%. Si bien las perspectivas para los primeros meses del año se ven positivas para este sector, es de esperar que este buen resultado no tenga un gran deterioro en 2008, dada la amenaza que implica la desaceleración o posible recesión en Estados Unidos de América.
Los resultados del sector exportador salvadoreño de los últimos años muestran que este vive una interesante transformación, al tiempo que ha demostrado que puede ser altamente competitivo. Lo más importante es que está emergiendo una nueva generación de exportadores, que con su trabajo y determinación están cambiando la base exportable del país. Las cifras son contundentes. En siete años, el total de exportaciones aumentó 35.3%, pasando de $2,941 millones en 2000 a $3,980 en 2007. Si bien es significativa la contribución de las exportaciones de maquila, que aumentan de $1,609 millones en 2000 a $1,801 millones en 2007, equivalente a 12.0%, es de importancia estratégica la evolución de las exportaciones no tradicionales, puesto que ellas se duplicaron, al pasar de $979 millones en 2000 a $1,919 millones el año pasado.
Sin embargo, más impresionante es el resultado de las exportaciones no tradicionales con destino fuera de Centroamérica, las cuales se triplicaron en siete años, al dispararse de $243 millones en 2000 a $717 millones en 2007, en gran parte por el TLC con EUA. Para visualizar la magnitud de este resultado es apropiado compararlo con el total de exportaciones de 1989, que totalizaron $576 millones, esto es, $141 millones menos que solo las exportaciones no tradicionales fuera de Centroamérica de 2007. Todo esto pone de relieve la utilidad que tendría contar con el TLC con la Unión Europea y otras naciones.
Hace solo siete años, al inicio de este nuevo milenio, las exportaciones de maquila representaban el 55% del total de exportaciones de El Salvador, mientras que las tradicionales representaban el 12% y las no tradicionales el 33%. Muchos señalaban el peligro que había por la dependencia de un solo rubro, la maquila, de lo cual no dejaban de tener razón. Otros argumentábamos que esto no era crítico si y solo si se creaban nuevos rubros de exportación. Así se ha hecho. Ahora, la maquila representa el 45% de las exportaciones y le ha cedido el primer lugar a las no tradicionales, que cubren el 49% y en expansión, dejando a las tradicionales solo el 6% del total.
Esta diversificación de las exportaciones no tradicionales fortalece al sector externo salvadoreño, porque cada vez dependemos de un mayor número de bienes y servicios que se exportan. Contrario a lo que sucedía cuando se dependía fundamentalmente de un producto, se ha reducido el riesgo donde duros ciclos donde si su precio subía toda la economía estaba en el cielo y cuando bajaba todos se iban al infierno. Ahora hay mayor estabilidad en el sector externo, porque es difícil que todos los precios suban o bajen al mismo tiempo.
El Salvador en estos momentos muestra una expansión y diversificación similar a la que empezaba a vivir Chile hace unos 25 a 30 años, cuando su economía comenzaba a irradiar la voluntad del sector privado por convertir al país en gran exportador. Si El Salvador no pierde el paso y se suman nuevos exportadores, significaría que el país está inmerso en un proceso transformador que debería resultar en una economía con alta capacidad exportadora y generadora de riqueza. Es de esperar que no se pierda esta gran oportunidad que se está desarrollando y muchos más se sumen. Por
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