Si hace pocos años América representaba apenas la cuarta parte del intercambio total de Cuba, hoy es el primer socio en la esfera, con aproximadamente un 50 por ciento del monto del volumen comercial de la isla.
Es además significativo que en la posición ocupada por ese continente en su intercambio con el archipiélago, América Latina y el Caribe representen el 72 por ciento de esa cifra.A juicio del ministro cubano de esta cartera, Raúl de la Nuez, hoy se puede asegurar que se logró el objetivo propuesto hace 10 años de insertar a Cuba en su región geográfica natural.
Lógicamente, existen aún potenciales para una mayor presencia de la ínsula en ese entorno, de ahí que entre los propósitos del Ministerio del Comercio Exterior (MINCEX) de Cuba para el presente año, figure como el número uno, precisamente, avanzar en la inserción de Cuba en la economía mundial y regional.
Para ello el país deberá intensificar la lucha contra el bloqueo y otras medidas del Gobierno estadounidense que afecten sus intereses comerciales, las cuales son consecuencia de una errada política aplicada poco tiempo después del triunfo revolucionario en la isla el 1 de enero de 1959.
Etapas decisivas
Cuba es un país de economía abierta con una alta dependencia de su comercio exterior, que en estas más de cuatro décadas transcurridas desde aquella fecha, enfrentó momentos muy difíciles en los cuales estuvo cerca de colapsar.
Hay que recordar que durante la etapa pre-revolucionaria, la economía de la ínsula dependió casi exclusivamente de las exportaciones de azúcar al mercado norteamericano.
A partir de 1959 y como consecuencia del bloqueo impuesto por el poderoso vecino norteño y las presiones sobre otros socios comerciales tradicionales de América Latina, así como de la eliminación de la cuota azucarera con que el archipiélago contaba en el mercado norteamericano, su comercio recibió un duro golpe.
De esta suerte, el intercambio de la isla antillana cambiaría radicalmente su orientación geográfica y se dirigiría hacia el campo socialista.
Así, hasta el año 1990 el comercio exterior cubano se realizó en un 85 por ciento con la Unión Soviética y los demás países socialistas europeos, mientras que el 15 por ciento restante se efectuaba con naciones de economía de mercado.
Hay que destacar que el comercio con este último grupo de países, mayoritarios en número aunque muy inferior en valor, siempre tuvo importancia vital en la economía del archipiélago, por tratarse de suministros de importación cuyo destino se encontraba disperso en todas las esferas productivas.
Además, ellos constituían el complemento obligado de los abastecimientos de origen socialista.
Sin embargo, como resultado de los cambios políticos en Europa del Este, que conllevaron al desmoronamiento del campo socialista y la desaparición de la Unión Soviética, se originó en el país una aguda situación económica.
Esta estuvo determinada en gran medida por la pérdida de las condiciones preferenciales y seguras en que la isla llevaba a cabo su comercio exterior, el cual ante la adversa realidad creada debió enfrentar una nueva orientación geográfica y estructural.
La nación, además, se vio en la necesidad de implementar una estrategia de desarrollo económico sin política de choque, y que incluyó no pocas transformaciones internas, mientras que en el plano externo crearía un espacio para un papel más relevante en la inversión extranjera.
Por Roberto Salomón. Prensa Latina
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