La demanda de estos moluscos en el exterior propició la creación de una granja en Córdoba que hoy exporta mensualmente a España una tonelada del molusco.
Los caracoles de Borgoña resultan ideales para abrir una comida o cena en la que se sirvan pescados y mariscos (no olvidemos que, al igual que estos últimos, los caracoles
también son moluscos); por lo tanto, en opinión del señor Chávez-Peón, consumirlos con una langosta es una experiencia de sabores sensacional. O bien como parte de una ensalada, luego de marinarlos en una vinagreta.
Para acompañarlos, señala que las opciones tradicionales son el Chablis y el Mâcon, vinos blancos secos originarios de la misma región francesa de donde provienen los animalitos.
Ahora bien, de alguna forma, la propia “mitificación” de los escargots, ha propiciado que en México, no muchos consumidores se acerquen a ellos, aunque su preparación es fácil y su costo accesible; opina el chef Javier Alcántar, quien recurre a los caracoles continuamente para sus creaciones.
“La receta clásica de este manjar lleva mantequilla, perejil y vino blanco pero, luego de probarlos, descubrimos que su sabor permite combinarlos con infinidad de ingredientes, incluidos, por supuesto, los productos mexicanos”, expresa el experto entrevistado, quien labora para L´etoile, empresa de banquetes.
Le pedimos ejemplos y menciona un filete de róbalo con salsa de flor de calabaza, acompañado con queso de cabra y caracoles salteados en mantequilla y perejil, o hierbas. Los caracoles se sirven como guarnición o se colocan encima del filete.
Especies nacionales
México no es ajeno a la producción de la carne de caracol, pese a ser de una variedad con un sobrenombre tan poco atractivo como puede ser el panteonero, el cual, a la fecha, constituye una tradicional botana de cantina (se prepara en adobo).
La demanda de este producto en el extranjero ha propiciado el surgimiento, en la ciudad veracruzana de Córdoba, de una granja dedicada a su cría, que hoy exporta mensualmente a España una tonelada del molusco.
Los animales crecen y se reproducen en espacios con control ambiental, y son alimentados con harinas adicionadas. Se exportan vivos al extranjero, para lo cual los inducen a un estado de aletargamiento por medio de un proceso de congelación, mismo que revierten al llegar a su destino. (Con información de María del Valle, revista Contenido, marzo de 2006.). El Universal
Deja un comentario
Disculpa, debes iniciar sesión para escribir un comentario.