El gobierno brasileño no mide esfuerzos para subsidiar las exportaciones de sectores industriales claves. En estos días liberó un paquete de 1.950 millones de dólares en créditos a tasas regaladas y a 10 años de plazo para empresas de rubros manufactureros que son los que más exportan a Argentina.
No es un detalle visto dentro de la política general del Mercosur que estableció en distintas resoluciones la eliminación de aquellos instrumentos que favorecían industrias de un país en detrimento del otro. Es una muestra más de la debilidad estructural del bloque que no logra componer sus políticas básicas.
Esos subsidios, reconocidos como tal, forman parte de un paquete anual mucho más abarcador: son 7.800 millones de dólares para ser gastados en el año. En su decisión, el Consejo Monetario es preciso: es dinero destinado al “financiamiento subsidiado de sectores perjudicados por la valorización del real frente al dólar”.
¿Quiénes son los beneficiaros? Exactamente trece sectores manufactureros: bienes de capital, frutas, servicios de informática, software, cerámicas, productos de cuero, textiles, confección, artículos de madera, madera, piedras ornamentales y calzados. Varios de estos rubros están en franca competencia con sus pares de Argentina. Para paliar las consecuencias de financiaciones tan benéficas, el presidente Lula da Silva llevará a Buenos Aires el próximo domingo una propuesta de constituir un fondo conjunto argentino-brasileño de 50 millones de dólares destinado a financiar emprendimientos binacionales de empresas argentino-brasileñas. Parece poco al lado de los subsidios internos.
La línea total de préstamos a esos sectores claves tiene un plazo medio de 10 años con carencia de 2 años y un bono para inversiones (es decir, un descuento de entrada) de 20%. Todo a tasas de 7% anual, francamente irrisorio frente al 11% mensual que los bancos privados cobran mensualmente por el descubierto. Más todavía: el Comité de Política Monetaria de Brasil fijó hace una semana una tasa de referencia, pagada a los inversores que entran dólares en Brasil para luego aplicar en reales a títulos del Tesoro, de 13% anual.
El gobierno argentino no cuenta con medidas similares. Entre tanto, el gobierno brasileño decidió también subsidiar los precios de la nafta y del gas domiciliario. A pesar de los aumentos récord del petróleo y del gas, no hay aumento en estos combustibles. En este caso, el objetivo es aliviar a las industrias de las cargas energéticas, un paso más destinado a compensar el cambio desfavorable de Brasil, donde la cotización del dólar alcanzó este mes un récord negativo de 1,55 reales; el menor desde 1999. Por Eleonora Gosman. iEco/Clarín
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