Con la mira puesta en el mercado de exportación, Brasil inauguró el viernes la primera biofábrica de moscas estériles, que destinará a combatir plagas en la fruticultura.
La fábrica estatal está ubicada en Juazeiro, en el estado de Bahía, en el nordeste del país, y es un proyecto del biólogo Aldo Malavasi, con el apoyo financiero de los Ministerios de Ciencia y Tecnología, de Agricultura, Integración Nacional y el gobierno estatal de Bahía, sumando en total un aporte de 17 millones de reales (unos 7,7 millones de dólares).
Malavasi, quien ahora es el presidente de “Moscamed Brasil”, indicó que la planta podrá producir cada semana 200 millones de insectos machos esterilizados -porque fueron irradiados en la fabrica con cobalto- y que al ser sueltos se aparean en el ambiente natural con hembras, lo que acaba generando huevos no fecundados, es decir hay un mayor control de la población de moscas.
“Imaginamos que cada dos o tres años habrá que aumentar la producción porque la demanda interna es enorme”, dijo Malavasi en conversación telefónica desde Juazeiro.
Estos machos estériles –en una tecnología estadounidense de los años 50 y que ya es utilizada en Japón, Estados Unidos, España y Australia– serán usados en plantíos de frutas como mango y uvas, azotadas en la región del nordeste brasileño por la llamada “mosca del mediterráneo” o la ceratitis capitata, dijo el Ministerio de Ciencia y Tecnología en un comunicado.
Malavasi destacó que el uso de insecticidas protege un área específica de las plantaciones, mientras el sistema de usar moscas machos estériles permite el control de la población del insecto, reduciendo así los riesgos de una plaga. Sin embargo, aseguró que para eliminar cualquier riesgo hay casos en que cultivos de frutas deben utilizar ambos sistemas de protección: insecticidas y las moscas.
La utilización de este sistema con moscas estériles permite la producción de frutas frescas para los mercados internos y en el exterior, donde hay rigurosas reglas fitosanitarias, permitiendo al exportador brasileño conseguir un producto de mejor calidad.
El costo de producción de un millón de moscas estériles es de unos 160 dólares y el precio de venta de ese millón de insectos a cultivadores en el exterior sería de unos 230 dólares.
El diferencial de unos 70 dólares, entre los costos de producción y la venta, permitirá vender un millón de los insectos a entre unos 90 a 100 dólares en el mercado brasileño.
Dijo que ya hay dos países interesados en la compra del inusual producto: España y Marruecos.
En el continente la mayor planta de moscas estériles está en Guatemala – con una capacidad de 2.300 millones de insectos semanalmente – pero también existen fabricas en Argentina, Chile, Perú y México, agregó. Agencia Brasil
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