Galicia ha resistido el asalto de los textiles chinos a los mercados de todo el mundo. Al contrario de lo sucedido en el conjunto de España, donde buena parte de la industria está al borde del colapso por la fuerte competencia de las prendas confeccionadas a bajo coste, la comunidad envió a ese país asiático más productos textiles de los que importó.
Según los datos del Instituto Español de Comercio Exterior (ICEX) correspondientes a los primeros once meses del año, el volumen de las exportaciones alcanzó los 1.676 millones de euros, frente a los 1.331 millones a los que ascendieron las importaciones. Los datos demuestran el mantenimiento de una tendencia constatada ya en el 2004, ejercicio en el que la balanza comercial entre Galicia y China también tuvo un resultado positivo, con 407 millones de euros a favor de la industria de la comunidad gallega.
Galicia parece convertirse así en una isla en medio del océano. Y es que desde que el 1 de enero del 2005 se eliminaron las cuotas que gravaban a las importaciones de los países miembros de la Organización Mundial del Comercio (OMC) la industria textil española, sobre todo la asentada en la cuenca mediterránea, no ha hecho más que resentirse del ataque asiático.
Valor añadido
Entonces, ¿por qué Galicia se ha salvado del tsunami asiático?. Una de las principales razones de los buenos resultados que muestra la balanza comercial gallega, según fuentes del sector, es que la industria textil gallega (sobre todo las doce principales empresas del sector) ofrecen productos con un alto valor añadido, basados en el diseño y en los acabados de calidad.
En este sentido, esas mismas fuentes aseguran que las quiebras de compañías producidas en el 2005, como fue el caso de Unicén, responden a razones ajenas a la competencia asiática.
Al contrario, el sector textil asentado en toda la cuenca mediterránea se basa más en la confección de tejidos o prendas que requieren menos especialización que las realizadas en Galicia.
La Voz de Galicia
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