Los exportadores españoles no quieren aventuras. La situación del sector exterior de este país, con el mayor déficit por cuenta corriente de todos los países industrializados, no admite experimentos y aventuras, y ellos, los protagonistas de la internacionalización empresarial tienen muy claras la receta: más España y más ICEX.
Dos principios básicos para los que cuentan también con el respaldo mayoritario de los técnicos de la Administración Comercial del Estado y de los analistas privados, que insisten, además, en la
necesidad de mejorar el alarmante desequilibrio de las cuentas exteriores para compensar la caída en la demanda interna.
Potenciar el papel del estado
De acuerdo con esta premisa que consideran clave para mantener la estabilidad y el crecimiento de la economía “en niveles razonables”, tanto los principales dirigentes de las asociaciones sectoriales integradas en el Consejo de Promoción Exterior de la patronal CEOE, como los técnicos de Comercio y el Club de Exportadores se pronuncian, de una forma clara e inequívoca, en favor de potenciar el papel del Estado como impulsor y vertebrador de las políticas de apoyo a la internacionalización empresarial. Consideran que sólo así se podrá dar cumplimiento al mandato constitucional que reserva en exclusiva la promoción exterior al ámbito competencial estatal.
Dentro de este esquema de consolidación del protagonismo estatal en el sector exterior, empresarios y responsables públicos estiman también imprescindible potenciar la unidad de mercado y la marca España en los mercados internacionales como referencia para las empresas y los productos domésticos… y también como paraguas bajo el que se agrupen y concurran las denominaciones regionales.
Descordinación entre administración
Se trata, en definitiva, de superar de una vez por todas la descoordinación entre Administraciones, la duplicidad de actividades, la confusión y distorsión de la imagen y el despilfarro de recursos que han lastrado el desarrollo internacional de nuestra economía y nuestras empresas en los últimos 25 años, y que ninguno de los gobiernos que se han sucedido a lo largo de este tiempo ha querido, o ha sabido, afrontar ni corregir.
Para liderar esta nueva estrategia de relanzamiento y promoción del sector exterior, los actores de la internacionalización coinciden también, sin fisuras, a la hora de asignar el papel protagonista en la reforma: el Instituto Español de Comercio Exterior (ICEX). Un ICEX que ha demostrado su eficacia desde su creación en 1982, pero que necesita, según la opinión generalizada, “una adaptación de sus esquemas e instrumentos a los tiempos actuales y a las nuevas necesidades en una economía global y para unos mercados igualmente globalizados”.
En esta línea, desde el ámbito de las empresas se apunta que el ICEX debe modificar su actual oferta de servicios y apoyos a un nivel sectorial para pasar a “un modelo de servicios personalizados y una oferta más amplia al exportador, que incluya desde apoyos a la cooperación entre empresa o plataformas logísticas, hasta la potenciación de los programas de iniciación de las pymes en la exportación.
Agencia Estatal
Dentro de este nuevo modelo de ofertas, los clientes del ICEX apuntan la necesidad de “redefinir el actual modelo de promoción” mediante la superación del actual de ferias y misiones comerciales para buscar nuevas actividades con mayor valor añadido, al tiempo que sugieren al Gobierno, en coincidencia con los técnicos, que arbitre las disposiciones necesarias para dotar al Instituto de una mayor flexibilidad presupuestaria y normativa, derivando su actual configuración administrativa hacia “un modelo de Agencia Estatal, con ingresos por actividades propias (cobro de servicios y cuotas de pabellones oficiales) y mecanismos de reutilización de remanentes”.
Aunque los exportadores no hacen bandera de la ubicación ministerial de la Secretaría de Estado y del resto de los organismos de la administración comercial, en su inmensa mayoría consideran como la fórmula más eficaz y favorable la recuperación de un Ministerio de Comercio y Turismo, al estilo del que dirigió Javier Gómez-Navarro en el último Gobierno de Felipe González; o, en su defecto, su inclusión dentro de Economía. La ubicación actual en Industria ni se valora ni entusiasma.
Finalmente, desde el sector exportador se pide también más implicación del Ministerio de Asuntos Exteriores en este tipo de políticas. En principio, parece que mantendrá el área de Cooperación bajo su órbita, y de los diplomáticos y embajadores en las políticas de apoyo a la implantación exterior de las empresas. Por José María Triper. Eleconomista.es
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