Las tendencias recientes de la economía mundial han transformado la dinámica del comercio exterior, pero al mismo tiempo la división internacional del trabajo, la cual es caracterizada por su dinamismo que responde a la lógica de la competitividad a pesar de que los 20 países más industrializados del planeta concentran el 80 por ciento del comercio internacional.
Ese comportamiento del comercio exterior está contextualizado y conceptualizado bajo la lógica del libre comercio y con ello del libre movimiento de mercancías y de capitales.
Para unos, todo esto es la manifestación de la globalización, no sólo en el terreno comercial y financiero, sino también de las telecomunicaciones, particularmente en lo que se refiere a la economía de la información mediante el Internet.
Ahora la economía se mueve más allá de la velocidad de la luz, los mercados cada vez son más sensibles a los acontecimientos políticos y sociales en el mundo, los hechos fuentes de la noticia están al instante, una parte importante de la humanidad está comunicada segundo a segundo las 24 horas del día y hoy ha surgido la economía de la información como un elemento fundamental para el conocimiento de los movimientos de las mercancías y de los capitales, y por lo tanto, el comportamiento de los mercados.
Prácticamente las barreras nacionales se han eliminado a través del espacio cibernético, sin embargo, el movimiento internacional de mercancías no se mueve a la misma velocidad que el de los capitales, es por ello que independientemente de las consecuencias sociales y políticas negativas del proceso de la globalización, todavía existen barreras en el intercambio comercial internacional.
Las transacciones de mercancías requieren de una serie de requisitos de mercadotecnia y trámites aduanales, las barreras al comercio internacional están en la agenda de la Organización Mundial de Comercio y la cuantificación y determinación de los aranceles, así como el proceso de la liberación comercial son complicados. Otro problema a resolver es el contrabando, así como la certificación de las reglas de origen, donde existen tratados comerciales entre los países. De igual manera el intercambio entre bloques económicos aún no se encuentra resuelto, no es casual que la Ronda de Doha aún no termine en un acuerdo de las reglas del intercambio multilateral.
Pero la estructura productiva mundial ha entado en un proceso de absoluto dinamismo, los capitales “productivos” buscan oportunidades de negocios cotidianamente, un caso concreto es el de la maquiladora, donde su localización en el plano mundial es de búsqueda permanente, de ventajas competitivas, bajos salarios y las más amplias garantías a las inversiones, independientemente de que los procesos productivos se han internacionalizado. Para producir un coche las llantas se hacen en un país de América, el motor en uno de Asia y al armado en otro de África para finalmente colocarlo en el mercado norteamericano o en el europeo.
Los intercambios comerciales también se realizan a través de interfirmas internacionales y existe un proceso de alianzas estratégicas o fusiones y compras de empresas para fortalecer su presencia en los mercados. Si bien es cierto que todo esto se hace a través de compañías altamente especializadas, esto no nulifica el intercambio comercial mundial, ya que 80 por ciento de las transacciones de mercancías se transporta a través de la vía marítima. Es así que los puertos han introducido la más alta tecnología en los contenedores para reducir al máximo el tiempo de transportación de la vía marítima a la vía terrestre, y colocar las mercancías en los centros productivos mundiales y los de consumo.
Este dinamismo del comercio internacional justifica la formación de profesionales en la administración del comercio internacional, porque requiere de una alta especialización en trámites y administración del mismo.
Es por ello que en los centros académicos más prestigiados a nivel mundial y en el país, las licenciaturas en comercio exterior cobran una importancia de primer orden.
Se pueden cuestionar en términos académicos los pocos beneficios que ha dejado el proceso de la llamada globalización, que ha profundizado las desigualdades entre países pobres y ricos que producen movimientos migratorios, así como destruye aparatos productivos en los países que tenían un cierto grado de industrialización y autosuficiencia económica, y que genera dependencia, desempleo y problemas sociales, pero también es un hecho innegable que el comercio internacional se encuentra en un proceso vigoroso, al cual ninguno de los países del mundo escapa y por lo tanto las licenciaturas de comercio exterior son justificables más allá del discurso científico o ideológico en contra del libre comercio o la globalización, y en últimas instancias de la ideología del neoliberalismo.
La necesidad de contar con profesionales en comercio exterior va más allá de cualquier discurso ideológico por la simple razón de que el comercio internacional existe hace más de 400 años, cuando el capitalismo inauguró el mercado mundial. José María Carmona – Cambio de Michoacán
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