Para exportar hacen falta políticas de Estado

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A partir de la devaluación, los costos internos medidos en dólares se han reducido. Con este cuadro, muchos creyeron que se daban las condiciones para que la Argentina lograra un boom de exportaciones no tradicionales y compensara la reducción del consumo local. Pensaban que se podrían mantener e incluso incrementar las fuentes productivas. Pero como era previsible, esto no ocurrió. Veamos las razones.

En primer lugar, se perdió el acceso al crédito, y sin capital del trabajo es imposible producir en escala significativa.

En segundo lugar, la Universidad no ha dirigido los planes de estudio en aquellas profesiones que así lo requerían, para lanzar al mercado emprendedores con visión globalizada.

En tercer lugar, las dudas por parte de nuestras autoridades en la diagramación de un plan económico para superar la crisis, las luchas políticas internas y la indefinición para acercar propuestas con intenciones de negociación a los acreedores de nuestra deuda pública, presentan un permanente clima de incertidumbre.

Estos son algunos de los elementos que ponen en alerta a los potenciales compradores. Qué cosas se plantea hoy un comprador cuando le ofrecen un producto argentino. ¿Podrá el vendedor mantener la continuidad de oferta? ¿Se mantendrán las relaciones fiscales, cambiarias y de precios internos para que la ecuación permita la salida de productos al exterior? Si bien no se puede establecer una regla general, la experiencia dice que un mismo producto, al comprometer su continuidad, tiene un valor superior al treinta por ciento en comparación con una entrega eventual.

Esa diferencia hace que en muchas áreas no seamos competitivos. En otras palabras, la devaluación no ha logrado su objetivo fundamental. Para obtener contratos de importancia en el exterior, se debería presentar un esquema de políticas de Estado que comprometa al gobierno a la búsqueda de un aumento del comercio exterior.

Pero la realidad es que el exportador de productos argentinos no cuenta con ningún apoyo para tener presencia externa. En consecuencia, deberá encarar su estrategia en forma casi rudimentaria como única opción, debiendo limitarse a la oferta de productos que le permita producir su capital propio.

Para poder aumentar sus posibilidades tendría que formalizar sociedades con sus proveedores de insumos y de servicios, y de esta forma salir en joint al exterior.

Pero, como en nuestro país no hay una cultura desarrollada para las empresas de trading, estas deberán ser reemplazadas por consorcios. Y, en algunas zonas, los propios municipios deberán asumir el desafío y actuar como unidades de concentración para facilitar las exportaciones de sus empresas.

Por GUILLERMO CARRACEDO. Presidente de la Consultora CADEC.
Fuente Diario Clarín