El proyecto está dirigido a la industrialización de los sectores de madera, quesos, miel, minerales y software.
El Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) selló un acuerdo de cooperación con la Unión Europea (UE) con un objetivo: mejorar la competitividad de la economía argentina por medio de un proyecto de cuatro años que demandará una inversión de 12,4 millones de euros, de los cuales 6,2 millones serán aportados por el bloque comunitario. De este plan participan el INTI como autoridad ejecutora y preside un comité interinstitucional conformado por la Secretaría Pyme, la Secretaría de Defensa del Consumidor, el IRAM, la Secretaría de Geología y Minería, la Comisión Nacional de Comunicaciones, representantes del sector privado y otro de la Delegación Argentina de la Comisión Europea.
Alfredo Córdoba, gerente de Cooperación Económica e Institucional del INTI y presidente del comité interinstitucional, comentó a LA NACION que esta cooperación está dirigida a la "industrialización de los sectores de madera, miel, quesos, minerales y software".
Con la calidad como eje de trabajo, el INTI y la UE pretenden que las Pyme adopten normas de reconocimiento internacional para que se abran con mayor facilidad las puertas de los mercados europeos y de otros, "porque cuando Europa acepta un producto, prácticamente tiene entrada asegurada a otros destinos", señaló.
La duración de cuatro años no es arbitraria: en 2007 deberían haber más Pyme que exportan su mercadería, no sólo con más calidad y agregado de valor, sino más capacitadas en el arte de vender. "Para lograr esto, los fondos se destinarán a la actualización de equipamiento y a la capacitación; para este último tema se espera la recepción de expertos europeos y el envío de técnicos", dijo.
China relegó hace un tiempo el liderazgo como principal exportador mundial de miel, justamente por problemas de calidad. La Argentina tomó la posta, enviando principalmente el producto apícola a Alemania, primer importador mundial. "Pero existe una enorme variedad de mercados, y se podría vender mucho más a un precio bastante superior si esta miel estuviera adecuadamente tipificada y reuniese más requisitos de calidad", explicó Córdoba.
La tipificación también llega a los quesos, donde en su producción y comercialización sucede lo mismo que con el vino blanco burbujeante: "Es una costumbre argentina llamar champagne a este vino, pero esto corresponde a un producto de una región francesa. Mientras lo vendamos en el mercado interno no hay problema, pero si queremos venderlo como champagne en Europa no nos van a dejar... Lo mismo ocurre con los quesos tipo gruyére o roquefort. Hay que lograr una denominación de origen propia y venderla afuera.
Respecto de las maderas, la idea es simple: reemplazar los envíos de meros troncos, rollizos o tablas por productos industriales con agregado de diseño y calidad con marca propia de origen argentino.
Las empresas que estén interesadas en este proyecto de cooperación y deseen más información sobre procesos de calidad y mejora de competitividad, pueden comunicarse en forma gratuita por el 0800-444-4004.
Emiliano Galli
Fuente Diario La Nación