El negocio perdió rentabilidad en el mercado interno, pero mantiene sus resultados con las exportaciones. El grupo Los Grobo inauguró una segunda línea de producción de fideos en la planta que tiene en la ciudad bonaerense de Chivilcoy, con una inversión de US$ 20 millones. La apertura no llega en el mejor momento para los fabricantes de pastas que no pudieron obtener grandes beneficios del aumento en los precios de la carne. A partir de 2009, la mayoría de los cortes vacunos duplicaron sus precios en las carnicerías y pese a los esfuerzos de las empresas por captar parte de los hogares argentinos que se vieron obligados a modificar su dieta por razones de presupuesto, el consumo de pastas secas se mantuvo estable en los 7 kilos per cápita anuales y el de pastas frescas tampoco registró variaciones y siguió en torno a los 2,8 kilos.
Aun más preocupante para el sector fue el hecho de que en los últimos dos años las empresas del rubro perdieron casi diez puntos de rentabilidad, de acuerdo con un informe de la consultora de investigación de mercado Claves ICSA. En 2009 la rentabilidad promedio en el segmento de pastas secas rondaba el 14% y dos años después se redujo al cinco por ciento. Por su parte, el negocio de las pastas frescas pasó de operar con un margen de ganancia promedio del 20% en 2009 a una inferior al 10% en 2011. "Si no llega a haber en 2012, una recomposición del sistema financiero, el crecimiento será imposible para muchas empresas, sobre todo para las pymes productoras de pastas frescas", sostuvo el director comercial de Claves, Gonzalo Vázquez.
Producción concentrada
La falta de rentabilidad del negocio es confirmada por los balances de las empresas del sector que registran un impacto muy fuerte de la suba de los costos, como en el caso de Molinos Río de la Plata, que cerró el primer trimestre de 2012 con una pérdida de 32,3 millones. El mercado de las pastas en la Argentina reúne a más de 1400 empresas de las cuales sólo un centenar se dedica a las pastas secas y la gran mayoría está volcada a los productos frescos. En la lista de jugadores a los que se acaba de sumar el grupo Los Grobo, conviven grandes empresas de capitales nacionales, como Molinos (del grupo Perez Companc) y Molinos Tres Arroyos, y algunas filiales de multinacionales, como Kraft Foods (que compró Terrabusi) y La Salteña, que pertenece al grupo inglés General Mills. A pesar de la diversificación de la oferta, las ventas están concentradas en muy pocas manos y cinco empresas controlan la elaboración del 80 por ciento de las pastas que se consumen en la Argentina.
Exportación en alza
La buena noticia para el sector es que la falta de rentabilidad del negocio en el mercado interno fue acompañada por una recuperación de las ventas más allá de las fronteras. Desde 2009, las exportaciones han recuperado su volumen en un 163% y su valor en 119 por ciento y en el último año se concretaron ventas al exterior por casi 50.000 toneladas, lo que representó un 11% de la producción total que hay en el país. "El hecho de poder colocar sus productos en el exterior brinda prestigio a las empresas productoras de pastas secas. Muchas de ellas, como Molinos Ríos de la Plata, Molinos Tres Arroyos, Italo Manera y fábrica de fideos Rivoli, exportan más del 50% de su producción. Chile sigue siendo el principal país destino con el 65% de participación del volumen total", precisaron en la consultora Claves. Sin embargo, las pymes no tienen demasiadas razones para festejar. La exportación también está muy concentrada en los grandes jugadores del mercado y los costos elevados en materia de transporte con refrigeración que exige el producto terminan funcionando como barrera de entrada para las firmas más chicas. Por Alfredo Sainz. Diario La Nación.