Este año las exportaciones volverán a dar la nota. Dejarán atrás el récord de 2008 -cuando habían sumado US$70.000 millones- e instalarán una nueva marca para el comercio exterior: más de US$80.000, 22% por encima de 2010, año en que aún se sentían las consecuencias de la crisis mundial desatada a fines de 2008. Para los analistas, los números son auspiciosos, aunque no tan sólidos como sería deseable. Detrás del récord aparece una alta concentración de las exportaciones -tanto en productos como en destinos- y una gran dependencia de los productos primarios y de la bonanza mundial sobre los commodities.
El país logró más que triplicar sus exportaciones entre 2002 y 2011: pasaron de US$26.000 millones a más de US$80.000 millones en 2011, según estimaciones de la Cancillería para este año. Los economistas del sector privado dan números más altos: la consultora abeceb prevé que se llegará a US$82.000 millones, mientras que Econométrica estima que serán US$84.600 millones. En los últimos diez años, “los precios de nuestras exportaciones aumentaron 101%, en tanto que las cantidades se expandieron 63%”, indican desde Finsoport, que prevé ventas externas por US$83.600 millones.
Pero a pesar del salto en valores, a la hora de medir el peso de las exportaciones dentro del producto bruto puede verse que mientras en 2008 representaban el 21,4% del PBI, hoy solo equivalen al 17,4%, según abeceb. Apenas 4 puntos porcentuales por encima de los valores de 2001.
El instituto IERAL, dependiente de la Fundación Mediterránea, da un dato contundente: el 50% de las exportaciones se concentra en tan sólo 13 productos. Con la soja y sus derivados a la cabeza, le siguen la producción automotriz, la petroquímica y el oro. Sólo hay 12 empresas que exportan por más de US$1.000 millones y que acumulan el 42% del total de las exportaciones. La mayoría son sojeras y cerealeras. La única empresa manufacturera exportadora en el top ten es Toyota.
“Casi el 50% del total de exportaciones argentinas se resume en dos palabras: Brasil y soja”, resume Jorge Vasconcellos. Entre 2005 y 2010, la participación del complejo sojero en el total de las exportaciones trepó de 20,8% a 25,4%. En tanto, Brasil se ha transformado en el mercado por excelencia para la Argentina.
Los datos de la consultora DNI dan cuenta de que hay 14.200 empresas que exportan menos de US$100 millones anuales. “Aunque son mayoría entre los exportadores de bienes, sus ventas sólo representan el 26,5% de lo exportado en el último año”. En la última década se sumaron 3.000 empresas al listado de exportadoras. El grueso son pymes que aprovecharon la ventaja cambiaria y los bajos costos locales para expandirse hacia países de la región.
“Para generar una estrategia de inserción internacional sustentable, que logre un equilibrio entre materias primas, alimentos, industria y servicios, es necesario generar mejoras de competitividad en los sectores manufactureros”, dice el IERAL.
Al mirar los rubros que componen las exportaciones puede verse un avance de las manufacturas (ver infografía) a costa de los combustibles. “Hay una evolución destacada de las manufacturas agropecuarias en la última década”, señala el economista Mauricio Claverí. Y detalla que el 70% de la cosecha de soja se industrializa, lo que permite que la Argentina sea el primer exportador mundial de harinas y aceites pese a ser el tercer productor global de la oleaginosa. “Estos productos generan valor agregado, pero no tanto como el que aporta la industria. Y a la vez son más dependientes de lo que ocurra con los precios internacionales y con los rendimientos de la cosecha”, sostiene.
Desde 2007, el sector industrial ganó presencia dentro del mix de las exportaciones. Hoy los autos representan el 40% de las exportaciones industriales, rubro en el que también se anotan los químicos y plásticos. Y en el último año se destacaron las exportaciones de oro y de biodiésel.
Pese al crecimiento anual en dólares de las exportaciones, la participación de la Argentina en el comercio mundial no varió. Al igual que en 1998, las ventas externas del país representan el 0,5% del total. En ese período, la participación de Brasil subió del 1 al 2% y la de Chile pasó del 0,2 al 0,5%. “No es de extrañar que, pese a contar con un tipo de cambio superior al de equilibrio por varios años consecutivos desde 2002, la Argentina no mejoró significativamente su market share ”, señalan desde el IERAL.
El instituto cordobés resume la problemática de las exportaciones argentinas en tres puntos: escasa diversificación, falta de escala y bajo contenido tecnológico. Además, la tasa de crecimiento de este indicador es menor de la que muestran los vecinos. Un informe del BID da cuenta de que, en 2010, las ventas externas argentinas crecieron 24%, mientras el promedio latinoamericano fue del 29% y el del Mercosur fue 28%. Para explicar esta performance, Marcelo Elizondo, titular de la consultoraDNI, recurre a la influencia de “la escasa inversión, las regulaciones y políticas públicas restrictivas hacia algunos sectores exportadores, la escasez de financiamiento, la influencia de las políticas públicas en la estructura de costos, y la consolidación de una matriz exportadora de baja diferenciación”.
Para los analistas, ampliar los productos y destinos de exportación es clave, pero no termina de resolver el problema. “La diversificación debe enfocarse con una visión sistémica que involucre el agregado de valor y se centre en el aporte a la generación de puestos de trabajo”, sostiene Marcelo Capello, del IERAL. Y apunta que, a largo plazo, “hay que poner el foco en la sostenibilidad de las relaciones comerciales para evitar las costosas fluctuaciones de la actividad económica”. Por Annabella Quiroga. iEco, Diario Clarín.