Los presidentes del Mercosur acordaron en San Juan un objetivo perseguido durante varios años, el establecimiento de un Código Aduanero para el bloque, que surge del cambio de clima en la relación entre Argentina y Uruguay y consolida su integración. El acuerdo fue alcanzado a última hora en un intercambio entre ambos presidentes que lograron acercar hasta un punto medio las posiciones que los enfrentaban sobre este tema.
Esas diferencias estaban vinculadas al espinoso tema de las retenciones agropecuarias argentinas y mantenían trabada la creación de este instrumento comercial que tiene otros 200 artículos.
Un intervalo fue abierto precisamente para darle la puntada final con una charla al más alto nivel político, a un entendimiento que los técnicos ya habían adelantado en un 99 por ciento.
El Presidentel brasileño Luiz Inacio Lula Da Silva, no dudó en considerar que fue "mejor reunión del Mercosur" desde que se firmó el protocolo complementario de la creación del bloque en Ouro Preto, en 1994. El Código Aduanero estaba trabado porque Uruguay pretendía que las retenciones a las exportaciones sean fijadas por el Mercosur, y Argentina quería que se mantuviera como potestad de cada nación.
Si bien oficialmente no se quisieron explicar los alcances del acuerdo y aunque el canciller uruguayo advirtió que prevaleció la posición de ese país, en verdad resultó un acuerdo que términos deportivos podría considerarse "empate". El artículo final (157 inciso 4) del entendimiento sobre el punto más conflictivo señala que "el presente Código Aduanero no trata sobre derechos de exportación y por lo tanto la legislación de los estados partes será aplicable en su territorio aduanero preexistente a la sanción de este código, respetando los derechos de los estados".
Del documento se desprende que Argentina no deberá someter a consideración del Mercosur las retenciones que fija actualmente, ni tampoco si planea modificarlas, pero sí debería tener aval del bloque para aplicar nuevas. De este modo, Argentina no tiene problemas de hacer lo que le plazca con el impuesto sobre las exportaciones de soja, pero debería requerir permiso del Mercosur para gravar las ventas al exterior de tomate, que hoy no lo tienen retenciones. "De todas maneras, mañana este tema pasa al área jurídica para analizar bien las interpretaciones posibles", aclaró una fuente.
Por lo pronto, el canciller uruguayo Luis Almagro sostuvo que los demás países "se avinieron a una posición uruguaya" para que el Mercosur sea quien determine los derechos de exportación.