Surgen nuevas alternativas de exportación

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Productos ahumados, fruta fina, huevo en polvo, cabezales para cosechadoras de granos gruesos y sistemas de reciclaje de residuos, son parte de la oferta.
Cómo piensan las Pymes.
Ideas, trabajo, empuje, sacrificio, tezón, otras ideas... El empresario argentino busca y remueve en su ingenio para poder vender en el país y exportar, claro.

En el interior, los casos registran el sudor de la lucha diaria con la realidad.
"La devaluación no reactivó el mercado: lo saneó, al ponernos en condiciones de competir con nuestra calidad frente a los productos importados", sostuvo Eduardo Weiss, responsable de la producción en el ahumadero familiar que administra en Bariloche con sus cinco hermanos. "Pero aunque recuperamos terreno en el sector interno -agregó-, la exportación es todavía un objetivo difícil."

Cerca de allí, en El Bolsón, Emilio Riádigos trabaja junto con Pablo Adrión en algunos proyectos vinculados, entre otros, con la fruta fina. Chacra Arroyo Claro, con doce personas, exporta frambuesas a Alemania. "Hoy los costos internos nos hacen más competitivos; el dólar bajo no nos permitía salir y el mercado de frambuesa interno fue absorbido por los chilenos", explicó.

Riádigos está expectante y con varios proyectos. Acaban de enviar dulce de leche orgánico a Alemania. "Se hizo con leche orgánica certificada y con azúcar orgánica que viene de Misiones", indicó.

En Santa Fe, una veintena de productores agropecuarios del departamento General López formó una cooperativa para elaborar huevo en polvo, un producto que se utiliza para la preparación de alimentos industrializados.
La producción será exportada al mercado de la Unión Europea y Japón.

"Vender este producto en el exterior nos convenía con el 1 a 1, imagínese ahora", confió el vicepresidente de la cooperativa, Pablo Suñé, un joven productor de 25 años que acompaña a su padre en una explotación avícola en la localidad de Teodelina.

En el país hay por los menos 10 empresas que elaboran huevo industrializado. Las exportaciones en 1999 fueron de 541 toneladas. El principal destino fue Japón con más del 60 por ciento de las colocaciones y Brasil con el 18 por ciento.

La devaluación empujó a la empresa Carlos Mainero y Cía. a buscar nuevos mercados y comenzó a observar los primeros resultados: acaban de enviar a Ucrania dos contenedores con muestras de cabezales para cosechadoras de granos gruesos mientras preparan nuevos despachos de máquinas para cortar el césped a Chile y Venezuela.

El establecimiento tuvo que adaptarse en su trayectoria de casi 70 años a los vaivenes económicos y políticos que transcurrieron en el país. "La devaluación ayudó un poco, pero no es la solución de todos los problemas. Todavía no tenemos crédito en las entidades bancarias y para hacer ventas masivas en el exterior aún hay mucho camino por recorrer", explicó el presidente de la firma, Lelio Lambertini.

El directivo intenta ser cauto al momento de vincular el incremento de las exportaciones con los efectos de la devaluación, pero de hecho reconoce que esa decisión los motivó a buscar nuevos mercados. Uno de los efectos fue el aumento del pedido de cotizaciones.

Las primeras operaciones posdevaluación se concretaron a Ucrania, un mercado no tradicional para la empresa.También envió una cantidad no precisada de máquinas para cortar el césped y envolvedoras a Chile, mercado al que exporta con asiduidad, y a Venezuela, uno de los países que la empresa había perdido desde los tiempos del 1 a 1.

Lambertini explicó que la empresa mejoró la calidad de la producción con la incorporación de algunos insumos importados, y añadió que se trató de una medida casi obligada cuando la apertura económica posibilitó el ingreso de máquinas desde el exterior.
Fuente: Diario la Nación