Pasar de Vender unos U$S 10 millones en el 2000 a más de U$S 22 millones la campaña anterior, habla a las claras de un sector que ha consolidado su ejercicio comercial y que apuesta a afirmar su relacionamiento entre los actores locales de esta cadena productiva a fin de establecer su propio plan estratégico de crecimiento con la visión puesta en el segundo centenario de nuestro país. Desde 1986, cuando apenas ingresaban divisas por U$S 189 mil, por unas 1.500 toneladas el sector se profesionalizó y este año se estima superaría las 24.000 toneladas y más de U$S 26 millones en ventas externas de pasa de uva.
El secreto para conquistar este éxito exportador parece estar en la capacidad que sus empresarios tengan de construir capital social con el resto de la cadena y por supuesto, el Estado, quien debería acompañar el esfuerzo con políticas públicas promotoras estables a largo plazo y ajenas a intereses sectoriales.
Solo cabe recordar lo aportado en el primer Simposio internacional de la uva de mesa y pasa convocado por el INTA y la Corporación Vitícola Argentina. Todavía resuenan, aportes como el del empresario Carlos Huertas hijo, quien puntualizó numeroso temas en un acabado informe de la situación actual del sector, en el que San Juan participa nada menos que con el 94% de la producción y exportación nacional de uva pasa.
En la cancha del mercado mundial, los competidores son muy fuertes y Argentina solo representa el 2,8% y está en el séptimo lugar, lejos de los tres primeros exportadores mundiales, Turquía Irán y EEUU, quienes se reparten el 70% del comercio mundial.
Lo consumidores son naciones de alto poder adquisitivo como Japón, Alemania y otros y exigen la calidad que pagan. Las condiciones climáticas argentinas son excelentes en nuestro país y las empresas continúan haciendo su esfuerzo tecnológico en producción y proceso. Y hoy problemas climáticos en naciones competidoras favorecen nuestras exportaciones
Para pensar
Ahora es tiempo de pensar como seguir creciendo a largo plazo solucionando problemas de acceso a los mercados internacionales de manera continua tanto desde el punto de vista diplomático como lo relacionado con variables la productividad y competitividad condicionadas por factores en muchos casos ajenos a las empresas como lo son los incrementos en el transporte internacional, los seguros, insumos, imposición de trabas arancelarias o para-arancelarias, cambios en los términos de intercambios internacionales por mayor oferta mundial, variación del tipo de cambio real, aplicación de retenciones, bajas alícuotas de reintegros, incrementos atemporales de impuestos, de energía, de salarios, falta de resultados en las negociaciones para eliminar las barreras internacionales, entre otros numerosos aspectos que hacen también a lo predecible de los negocios.
En síntesis, el sector no solo necesita elaborar su estrategia, sino imponerla en la agenda pública del gobierno local y nacional con la importancia que tiene para la generación de empleos y desarrollo en una economía regional como la cuyana. Por Adrián Alonso. Diario de Cuyo