El comercio global le ofrece a la Argentina una gran oportunidad para incrementar el ingreso de divisas, aumentar su producto bruto interno (PBI), retener talentos, atraer inversiones y crear puestos de trabajo. Se trata de la exportación de servicios, que consiste en la relocalización de negocios caracterizados por altos volúmenes de mano de obra intensiva en aquellos países que ofrecen alta calidad y bajo costo. Esta industria crece de modo acelerado en el nivel mundial y se estima que alcanzará en 2008 una facturación de US$ 827.000 millones de dólares,
es decir que cada punto adicional de participación argentina en este negocio
representaría un cuatro por ciento de aumento en el PBI del país (que a valores
corrientes hoy es de US$ 200.000 millones).
Como ejemplo de esta práctica, conocida como off shoring , puede citarse
el caso de una multinacional que centraliza toda su área contable en un determinado
país, motivada por los mejores costos, una mano de obra calificada y un conveniente
huso horario.
"Este proceso comenzó a vislumbrarse luego de la crisis de 2001, cuando se contrajo
el mercado interno y hubo que salir a buscar oportunidades afuera. Juega a nuestro
favor el hecho de tener costos muy competitivos y de contar con alta calidad en
recursos humanos", explicó Alejandro Díaz, director ejecutivo de la Cámara
de Comercio de los Estados Unidos en la Argentina (AmCham), que realizó un
estudio sobre la realidad actual de este negocio y sus posibilidades de sustentación
en el largo plazo.
Esta industria tiene la ventaja de generar un círculo virtuoso, por el que no
sólo se beneficia el propio sector. "Cada iniciativa de éstas arrastra a otras
ramas, como la del real state, porque se necesita hacer nuevos edificios. A su
vez, estas oficinas modifican toda la zona que las rodea, porque se instalan restaurantes,
librerías, hoteles y todo otro tipo de comercios", comentó Héctor Horacio Ortelli,
director de servicios para la Argentina y la Región de IBM, empresa que hoy cuenta
con 2600 personas trabajando en exportación de servicios.
¿Cuál es el objetivo de ahora en más en este campo? Diego Lozano, CEO de Motorola, otra de las grandes empresas que se dedican a este negocio, dijo que lo que se viene es una segunda ola de complejidad en la marcha de toda la industria. "Ya se ha consumido lo que podría llamarse la primera ola de complejidad y de inserción en el mercado", sintetizó.
En este sentido, el sector que primero se expandió en el país fue el de los call
centers, que emplean a un gran número de personas y realizan una tarea simple.
Pero, en sintonía con la opinión de Lozano, ahora se intenta ir un poco más allá
y fomentar la prestación de servicios más sofisticados. "Nosotros no tenemos
call centers, estamos centrados en servicios de mayor complejidad y eso nos permite
competir con la India, que es una potencia mundial en este mercado", destacó,
por su parte, Ortelli.
Los principales servicios que pueden exportarse desde aquí, entre una veintena
de posibilidades, son: finanzas y contabilidad, investigación y desarrollo de
ingeniería, arquitectura y diseño, análisis de datos, logística, educación y entrenamiento,
soporte en impuestos y relacionamiento con los clientes. "Esta práctica genera
trabajo tanto para las grandes empresas como para los profesionales particulares,
como traductores, por ejemplo", señaló Enrique Babis, socio de PriceWatherhouseCooper,
firma que participó en la elaboración del informe.
Ajustes necesarios
Pero para lograr la mayor sofisticación a la que se apunta es necesario ajustar
algunas piezas en el engranaje. Según Lozano, se cuenta con buen material humano,
pero si se hace una proyección a diez años, se descubre que hay mucho para hacer
en cuanto a capacitación.
"Hay que mejorar la calidad educativa, porque el conocimiento de ciencia, tecnología e idiomas se hace cada vez más relevante. Si tomamos a esta industria como estratégica, también debemos fortalecer la capacitación, para estar a la altura de lo que demanda el mundo", comentó Jorge Bacher, socio de PriceWatherhouseCooper.
El informe de la AmCham plantea además la necesidad de apoyo por parte del Gobierno
en cuestiones tributarias y de legislación laboral. "¿Hay una norma tributaria
para tratar ésto como una exportación? La realidad nos dice que no; entonces
ahí hace falta una reforma", reclamó Bacher.
En lo referente a la normativa laboral, uno de los factores que se tiene en cuenta
en los países que crecen en exportación de servicios es la mayor o menor
rigidez en su legislación, puesto que por sus características este trabajo se
realiza en horarios poco usuales, para aprovechar la diferencia horaria. "Entonces,
cualquier avance de proyectos que impliquen mayores restricciones en lo relativo
a trabajo nocturno y regímenes de jornada flexible va a afectar el crecimiento
de esta industria", indicó Gustavo Ferrante, abogado socio del estudio Brons y
Salas.
También sería conveniente balancear la búsqueda de volumen con sofisticación. "Hoy, la India nos saca ventajas en aquellos contratos que requieren una gran cantidad de técnicos, nosotros no podemos ofrecer eso, pero sí podríamos buscar un punto medio entre cantidad y calidad", opinó Lozano.
Según Díaz, estos ajustes deberían hacerse lo antes posible para posicionar
al país entre los principales jugadores mundiales de esta industria. "Además
de una oportunidad, esto es una carrera en la que debemos sacarle ventajas a los
demás competidores, porque cada inversión que perdemos es un punto a favor para
ellos", indicó el ejecutivo.
El ejemplo de Irlanda
Irlanda puede ser para la Argentina un ejemplo por imitar, puesto que en pocos
años supo sacar provecho de un mercado de compradores de servicios liderado
actualmente por los Estados Unidos y Europea occidental, que concentran el 59
y 27 por ciento de la torta total, respectivamente.
Sustentado en la agricultura desde siempre, Irlanda modificó su economía luego
de varias crisis. De la mano de la exportación de servicios, se ha convertido
en el país europeo con mayor crecimiento en los últimos años. El crecimiento medio
de Irlanda en el período 1995-2000 fue de un 10% anual, y de un 7% entre 2000
y 2004, hecho por el que se ganó el mote de "El tigre celta". En 2005, su PBI
per cápita se ubicó cuarto entre los más altos del mundo (en paridad con el poder
adquisitivo). Además, la revista The Economist lo posicionó en el primer lugar
en el Indice de Calidad de Vida.
"Visualizó el negocio mucho antes que nosotros y por esa vía logró despegar. Nosotros contamos con las condiciones como para lograr lo mismo. Además, el tiempo que demanda el cambio no es grande. Ellos lo hicieron en 15 años.", explicó Diego Lozano, CEO de Motorola.
Por Carlos Manzoni - Diarjo La Nación