Argentina puede volver a exportar libros

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La industria editorial argentina, ante la crisis económica que ha achicado brutalmente el mercado interno, sueña con recuperar el papel de exportadora a todo el mundo hispanohablante que ostentaba a mediados del siglo XX. Como a todos los sectores productivos, la profunda crisis económica que vive la Argentina hundió a la industria editorial. No obstante, esta crítica situación puede impulsarla a retomar el camino de la exportación como medio de superar las estrecheces del mercado interno.
La pronunciada caída de ventas ha obligado a cerrar a numerosas librerías y ha constreñido a la mínima expresión la producción editorial.

La disminución de la venta de libros en el último año ha sido de entre un 50 y un 70 por ciento, según estimaciones del presidente de la Cámara Argentina del Libro, Rogelio Fantasía. Si en 2001 las editoriales más importantes lanzaban 20 o 25 títulos nuevos, en 2002 no llegan a cinco. Y algunas casas editoras no han sacado ninguna novedad durante este año.

-¿A las puertas de un boom?
En contrapartida, la desvalorización del peso argentino con respecto al dólar –cada unidad de la divisa estadounidense pasó de costar un peso a costar 3,60– ha convertido en muy baratos los costos de producción del libro argentino y crea las condiciones adecuadas para impulsar su exportación.

Eso a pesar de que el insumo básico, el papel, es importado y multiplicó su precio hasta un 300 por ciento. Incluso no faltan editores entusiastas que vaticinan que están a las puertas de un gran boom exportador, que sucederá al boom de la literatura latinoamericana de los años 70.

Durante la época de paridad del régimen cambiario, a las editoriales argentinas –que están casi totalmente en manos de los grandes grupos españoles y del alemán Bertelsmann– les convenía más importar los libros de España que producirlos en el país, en donde los costos no eran competitivos.

Pero la subida del dólar torna hoy inaccesible para los bolsillos argentinos un libro importado –que de por sí ya era caro–, por lo que se ha revertido el proceso.

-Revivir la época de oro.
La industria editorial argentina vivió su época de oro en las décadas de los 40 y los 50 del siglo XX, cuando exportaba sus títulos a todos los países latinoamericanos, incluso Brasil, y en parte a España.

Posteriormente, el renacimiento de la edición española, el crecimiento de la mexicana y el surgimiento de la venezolana, colombiana y chilena la desplazaron por completo.

Hoy los editores sueñan con revivir aquel tiempo dorado y hacen planes para lanzarse a la conquista del mercado sudamericano, del mexicano y del mundo hispano de los Estados Unidos.

Parecen metas demasiado ambiciosas. Para su posible cumplimiento, según el presidente de la Cámara Argentina del Libro, resulta imprescindible realizar joint-ventures con editoriales de los países latinoamericanos a los que se piensa dirigir la producción. Y las de Brasil, dice, pueden constituir una pieza clave.