Luego de una larga espera por un brote aislado de aftosa ocurrido en 2006 en Corrientes, en la otra punta del país, los ganaderos de Río Negro y Neuquén se ilusionan con poder comenzar a exportar sus corderitos patagónicos a la Unión Europea (UE), un jugoso negocio que hasta ahora estaba en manos exclusivamente de los frigoríficos de Santa Cruz y Chubut. Hace unos días, la Organización Internacional de Epizootias (OIE) avaló la extensión hacia el norte de la zona libre de aftosa sin vacunación. Esa simple medida habilita a muchos productores a vender carne ovina como parte de la Cuota Hilton de 23.000 toneladas que la UE otorga cada año al país, y que apenas se cubre en un 40%. En la región ahora habilitada existe un stock ovino cercano a 2 millones de animales. Solo resta una inspección de los europeos, que se realizaría en setiembre.
Juan Accatino, ministro rionegrino de la Producción, dijo que la ampliación del área libre de aftosa también potenciará la ganadería bovina en la región, que hoy no tiene permitido ingresar carne con hueso desde las provincias pampeanas. La estimación es que los valles bajo riego del sur de la provincia podrían albergar unos 500.000 vacunos más de los que hay en la actualidad. Ya hay varias cabañas criadoras de Hereford que planean radicarse en la zona. Las Lilas y Santa Iris serían las pioneras. Diario Clarín