Aprovechan el conocimiento que lograron entre los turistas que visitan el país. Los restaurantes se sumaron a la lista de exportaciones no tradicionales que realiza la Argentina. La invasión de turistas internacionales se convirtió en el principal impulso para que las principales cadenas gastronómicas locales se animaran a probar suerte en el exterior. Si bien no hay datos oficiales, se calcula que en los últimos tres años se concretó la apertura de al menos una docena de restaurantes argentinos en el exterior, a los que se suman una cantidad similar de proyectos que se encuentran en diferentes estados de avance. Miami y Santiago de Chile lideran las preferencias de los empresarios gastronómicos que buscan probar suerte en el exterior, aunque en los últimos meses se fueron sumando otras ciudades, como Barcelona o Nueva York.
En la mayoría de los casos se trata de proyectos importantes -la inversión promedio para abrir un restaurante en alguna de estas ciudades ronda el millón y medio de dólares-, que trascienden el simple hecho de un inmigrante argentino que busca una forma de ganarse la vida en el exterior. "Buenos Aires se convirtió en una excelente vidriera gracias al turismo internacional, que facilita que una propuesta local sea conocida por cada vez más gente que vive afuera. En nuestro caso, los que hoy son nuestros socios en España no venían del negocio gastronómico, pero conocieron Sushi Club en Buenos Aires y quisieron replicarlo en su país, aprovechando que se trata de una propuesta muy competitiva, especialmente en la franja de entre 25 y 30 euros por cubierto, en la que la calidad de servicio en España es muy floja", explicó Juan Martín Ferraro, socio de Sushi Club, que cuenta con seis locales en el país y en octubre de 2005 inauguró la primera sucursal internacional en Mallorca.
Los planes de la cadena incluyen una agresiva expansión en el exterior. "La idea es abrir once locales en España en los próximos tres años, y además constantemente estamos recibiendo ofertas para llevar la marca al exterior, con propuestas tan disímiles como Dubai, Miami, Chile o Italia", señaló Ferraro.
Caso inverso
El caso inverso, de un crecimiento desde la Argentina hacia el exterior, es el de Novecento. A fines de los años 80, el cordobés Héctor Rolotti decidió irse a vivir a Nueva York, y en 1991 inauguró el primer local de Novecento, en pleno barrio Soho, a pesar de que no contaba con ninguna experiencia en el negocio gastronómico. A mediados de los 90 la cadena abrió sus primeras sucursales en la Argentina, en Las Cañitas, en Martínez y en la ciudad de Córdoba, a las que sumaron en los últimos meses dos locales más en Miami. "Los restaurantes que tenemos afuera son más rentables, pero lo más importante es que las variables de juego en el exterior son mucho más transparentes y estables. Uno sabe cuáles son sus costos, lo que te permite planificar a largo plazo, que es algo muy difícil de hacer acá", explica el fundador de Novecento, que ahora prepara la apertura de la tercera sucursal en Miami.
La incursión en el exterior también figura en los planes inmediatos de la cadena de parrillas Hereford. La empresa está en negociaciones avanzadas para concretar su primera apertura en Barcelona, que se sumaría a los tres restaurantes que hoy tiene en Buenos Aires. "Siempre tenemos consultas del exterior, de China, Rusia o América Central, básicamente porque se trata de un producto muy exportable. Pero hoy el mayor obstáculo que tenemos son las limitaciones que existen en muchos mercados para el ingreso de carne argentina", señala Jorge Camín, director de Hereford.
Para todos los gustos
En la lista de restaurantes argentinos que en los últimos meses debutaron internacionalmente también figuran Katrine, que abrió una filial en Miami; Il Gatto, que llegó a Costa Rica, y The Knife, una parrilla creada por los socios de Siga la Vaca que ya inauguró en Miami. Los restaurantes argentinos incluso llegaron a Pekín, donde el año pasado un grupo ligado a los dueños de La Rosa Negra inauguró la parrilla Obelisco, mientras que en los próximas días se concretará la apertura de una sucursal de Bisteca en Lima.
Dentro de los grupos con planes en el exterior también hay que incluir a la firma Sociedad de Sabores, que tiene en estudio un par de ofertas para llevar su cadena de parrillas Aberdeen Angus a Santiago de Chile y Montevideo, mientras que el Grupo Gastronómico de Buenos Aires (GCB A), dueño de 1816 y Maizales, tiene en carpeta un proyecto para abrir un local en el mercado chileno, donde hoy están presentes Piola y Happening. "Chile es un buen mercado para comenzar porque está a una hora de avión y podés seguirle el día a día. Además, con los costos locales en crecimiento y la rentabilidad baja, crecer en el exterior se vuelve cada vez más interesante porque te asegura un ingreso en dólares. Hoy en Chile una propuesta como la nuestra puede estar en los 15 dólares por cubierto, contra los 30 pesos de Buenos Aires", explicó Javier Cainzos, presidente de GCBA.
Igualmente, en el sector reconocen que probar suerte en el exterior no es fácil. "Para salir adelante es clave tener un seguimiento muy de cerca, porque es muy difícil manejar el negocio a control a remoto", explica Rolotti, de Novecento. De los problemas que implica abrir un restaurante en otro país pueden dar cuenta los empresarios que tuvieron un paso fugaz por el exterior, como el grupo cordobés Rock&Feller s o los dueños de Rosa Negra, que en ambos casos tuvieron que cerrar sus locales en Miami.
Por Alfredo Sainz - Redacción Diario La Nación