Los limoneros florecen entre agosto y noviembre. En esa época Alex Ahmed instala las colmenas en su campo. Las abejas que vuelan en busca de flores sólo pueden libar azahares porque lo único que crece en las ochenta hectáreas son limoneros. El resultado es una miel clara y con gusto suave. Una miel diferenciada que Ahmed exporta a los Estados Unidos. Antes de llegar a los estantes de los negocios de delicatessen estadounidenses Ahmed hizo un largo proceso de reconversión que arrancó con el reemplazo de las cañas de azúcar que había en el campo familiar por limoneros.
"Empezamos en 2002 con cuarenta colmenas y hoy tenemos cuatrocientas", cuenta.
El y su padre también construyeron una sala de extracción. Bbbbzzz. "Es la única en esta zona", dice Ahmed. Hasta allí llegan los productores que pagan el servicio con el siete por ciento de su miel.
El 2004 fue al año del gran salto del emprendimiento. "Fuimos a Feriagro y allí conocimos a la gente de Kaupen Patagonia, una empresa de Buenos Aires que exporta mieles diferenciadas".
Firmaron un convenio y a través de ellos exportaron hasta ahora toda su producción, es decir, sesenta tambores, es decir, veinte mil kilos, es decir, 30.000 dólares.
"Exportamos la mitad a granel y la otra mitad se fraccionó en Buenos Aires y se vendió a los Estados Unidos con la marca Kaupen Patagonia". Los estadounidenses pagan ocho dólares a cambio de un frasco de 300 gramos.
Para este año las noticias son muy buenas y los cien mil pesos que llevan invertidos en el emprendimiento están dando sus frutos (o sus mieles): tienen toda la producción comprometida para exportar. Pero esta vez todo va a llegar en frascos, lo que significa más valor agregado.
Por ahora trabajan con cuatrocientas colmenas propias y dos mil de otros productores. Pero el proyecto es llegar a las diez mil colmenas en cuatro años. Es decir, unos seiscientos millones de abejas (cada colmena tiene unas 60.000 abejas).
"Nuestro fuerte es la miel de limón pero también producimos miel de algarrobo y de monte".
La de algarrobo es casi una crema con "propiedades nutritivas distintas porque proviene de néctares frutados"
Ahora "estamos ensayando la miel de arándanos, algo que no existe, por lo menos que yo conozca"
Los subproductos, que se venden en el mercado interno, son el propóleo, el polen y la jalea real. "El polen es de quebracho. La diferencia con el resto es que es muy sabroso, muy dulce y tiene propiedades antioxidantes".
Toda la producción es orgánica. "No usamos antibióticos ni acaricidas que dejen residuos y seguimos los protocolos".
Desde hace un tiempo están trabajando para certificar la producción orgánica. "Así se incrementan los precios y se abren más mercados", explica.
Cada oficio tiene su gaje. El de éste son las picaduras. "Eso es permanente", dice Ahmed casi resignado. Por eso no puede acercarse a las abejas si no está metido dentro del traje de astronauta que lo cubre de los pies a la cabeza sin dejar al descubierto ningún milímetro de piel.
El asunto se pone peliagudo en el verano. "El traje duplica la temperatura. Cuando cosechamos la miel de algarrobo empezamos temprano pero al mediodía nos tiramos debajo de un árbol a dormir la siesta y recién volvemos a trabajar a las seis de la tarde, cuando empieza a caer el sol".
Por Cecilia de Castro. Diario Clarín