La Secretaría de Agricultura de la Nación (SAGPyA) ha definido para esta primera etapa, dos productos a desarrollar: las especies aromáticas y la carne de ñandú, y para ello convocó a los productores y empresarios para trazar líneas estratégicas de comercio durante una reunión a realizarse en marzo, con el objetivo de promover las economías regionales, diversificar la oferta de productos exportables de la Argentina y generar empleo genuino en las distintas provincias del país. La medida se enmarca dentro de la estrategia macroeconómica del Gobierno Nacional de alcanzar una mayor productividad a partir de una mayor inclusión social. De esta manera, el Programa abarca una amplia gama de alimentos que se producen en las distintas regiones del país, contribuyendo fuertemente a la creación de empleo y al desarrollo armónico de cada zona.
Así, entre estos productos, se destacan: los caracoles de tierra, la carne de conejo, de ciervo, de ñandú, las frutas finas, hongos comestibles, los alimentos orgánicos, las aromáticas, los encurtidos, los alfajores, el queso de oveja y de cabra. Cabe destacar que estos alimentos tienen un factor de diferenciación que posibilita la obtención de precios internacionales superiores a los que obtienen los productos tradicionales.
Los alimentos incluidos en el Programa gozarán de un importante impulso a través de los planes de acción que se están elaborando actualmente, por medio de la convocatoria realizada por la Dirección Nacional de Alimentos a las provincias y a las distintas áreas de la SAGPyA (Dirección de Ganadería, Programa Social Agropecuario, Comisión Nacional de Desarrollo Rural, entre otras).
En este sentido, la medida fomentará:
§ la asociatividad entre productores,
§ la adopción de normas de calidad internacionalmente reconocidas,
§ el direccionamiento de los instrumentos promocionales de políticas públicas ya existentes,
§ la promoción de nuevas inversiones,
§ la capacitación de nuevos emprendedores,
§ el diseño de instrumentos de financiamiento específicos, y
§ el apoyo para la apertura de nuevos mercados, a través de las negociaciones con los países o bloques de destino.
¿Qué alimentos impulsar?
La Secretaría de Agricultura ha definido, para esta primera etapa, dos productos a desarrollar: las especies aromáticas y la carne de ñandú. Éstos son alimentos que cuentan con una importante demanda insatisfecha (tanto del mercado interno como del externo) y que requieren, de parte del Estado, la coordinación necesaria para su organización y su desarrollo sostenible en el tiempo.
Aromáticas
El volumen de producción y la superficie cubierta por hierbas aromáticas y especias en Argentina no es grande, sin embargo, la producción se encuentra diseminada a lo largo y ancho del país, con especies características de cada zona, de acuerdo con las respectivas condiciones edáficas, climáticas y culturales.
Por su parte, los valores de las exportaciones rondan los 2,5 millones de dólares. En este sentido, el precio promedio de las especias exportadas aumentó un 7% (comparando 2005 con 2004), entre los que se destacó el incremento del precio de los frutos del capsicum (pimientos, con un 52% de incremento). Las ventas se dirigieron, fundamentalmente, a Brasil, Uruguay, Estados Unidos, Alemania y Chile.
Asimismo, el precio promedio de las hierbas aromáticas exportadas se incrementó en un 5% (analizando el mismo período), destacándose el aumento del orégano y del boldo (4% y 82%, respectivamente). El destino de estas ventas, entre enero y junio de 2005, fueron principalmente: Alemania, Italia, los Países Bajos, Brasil y Estados Unidos.
Vale aclarar que la evolución del balance comercial de estos productos, entre 1990 y 2004, refleja claramente la influencia del plan de convertibilidad y de la posterior devaluación. Durante la convertibilidad, las importaciones se incrementaron año a año hasta alcanzar sus máximos valores entre los años 1998 y 2000. En 2001, la crisis económica nacional se reflejó en una disminución abrupta de las importaciones, y el balance se hizo más cercano a cero hacia el año 2002.
De esta manera, la variación del saldo se basó fundamentalmente en la reducción de las importaciones y no tanto en el incremento de las exportaciones. El escaso incremento de las exportaciones a partir de 2002 puede ser explicado, al menos en parte, por un proceso de sustitución de importaciones.
En este marco, la Secretaría ya ha convocado para el mes de marzo a todos los actores de la cadena para comenzar a trazar las líneas estratégicas, y ha decidido crear para ello el Foro Nacional de Aromáticas.
Además, la cartera agropecuaria ha iniciado un Proyecto Piloto de “Implementación de Buenas Prácticas de Higiene, Agrícolas y de Manufacturas del Pimiento para Pimentón en Productores de los Valles Calchaquíes” (que forma parte del Programa Calidad de los Alimentos Argentinos), dirigido a promover la adopción de sistemas de aseguramiento y gestión de calidad entre los elaboradores, abarcando productores primarios y molinos procesadores.
Ñandú
La cría de la carne de ñandú se plantea como un gran negocio, pero es necesario tomar en cuenta una serie de variables, lo que hace necesario encarar esta iniciativa mediante una verdadera planificación empresarial y con una visión acabada del mercado real.
La iniciativa, en este aspecto, apunta a generar los canales de comercialización necesarios para el desarrollo del sector y poder precisar, así, los costos de producción de la actividad. La consolidación de una base de datos y de estadísticas confiables constituye una importante tarea a desarrollar.
La Secretaría busca no sólo disponer de plantas faenadoras, que constituiría tan sólo un primer paso, sino, además, realizar las gestiones necesarias para ganar y conservar mercados, tanto dentro como fuera del país. A la fecha, ya se han realizado pruebas piloto de faena y degustación, e incluso una faena de 200 animales, pero aún no se alcanza una escala de producción para procesamiento comercial.
Si bien muchos productores y referentes de esta actividad apuestan al mercado externo desde que se inician, es fundamental tener en cuenta que el mercado interno también debe ser aprovechado, y que puede ser la primera vía para consolidar la producción. En efecto, los requisitos que impone la Unión Europea en cuanto a calidad, cantidad y continuidad son altos y difícilmente puedan ser satisfechos con la producción actual. Por eso, la SAGPyA busca promover el mercado interno, donde es posible encontrar nichos especiales para el consumo de la carne de ñandú en restaurantes y hoteles de primer nivel, aprovechando el creciente turismo internacional para hacer conocer el producto en el mundo.
Productos de todo el país
Si bien en primera instancia se trabajará sobre aromáticas y ñandú, Agricultura impulsará también alimentos de gran potencial en las diferentes zonas productivas del país.
Las frutas finas, por ejemplo, constituyeron uno de los grupos de productos más dinámicos del comercio alimentario mundial durante la década del noventa, siendo las especies de mayor relevancia económica la cereza, el arándano, la frutilla y la frambuesa.
Una de las principales zonas de producción de frutas finas se concentra en la región patagónica. En los últimos 4 años, la superficie cultivada se incrementó ininterrumpidamente, sumándose a la ya tradicional Comarca Andina del Paralelo 42º nuevas zonas. El cambio de contexto económico nacional, mejoró significativamente los precios internos, tanto para fruta fresca como para la fruta congelada, y abrió una importante alternativa de exportación, fundamentalmente para la fruta fresca de contra estación. La demanda interna y externa están insatisfechas, y el consumo de estos frutos es creciente entre los consumidores de sociedades con buen poder adquisitivo, como es el caso de los países de América del Norte, la Unión Europea y Asia. Por tal motivo, el trabajo que pueda llevar adelante el Programa se vuelve fundamental para aprovechar las oportunidades que presenta el sector.
El hecho de que dicha zona productora haya sido declarada libre de la Mosca de los Frutos, y la factibilidad de producir en forma orgánica certificada, aumentan la posibilidad de comercializar estas frutas en nichos preferenciales. A la tradicional frambuesa, por años cultivada en la cordillera patagónica, se ha sumado un incremento significativo en la superficie con cerezas y otros berries, como frutillas, grosellas, zarzamoras y moras híbridas.
En la región del Paralelo 42º, existen 196 hectáreas con plantaciones de frutas finas. El 65% corresponde a frambuesas y el resto se reparte entre cerezas, frutillas, grosellas, y moras, entre otras. Asimismo, se producen 590 toneladas, lo que representa un valor superior a $1.900.000 por venta de frutas.
Si se analizan los datos de exportación, los valores presentan un fuerte crecimiento con montos de venta en fresco que superaron los 16 millones de dólares, mientras que por las frutas congeladas ingresaron al país 160 millones de dólares, lo que demuestra la potencialidad de este sector. Respecto de las cerezas, se observa un crecimiento exponencial de sus ventas al exterior, pasando de 300 toneladas en 1993 a 1500 en 2004, representando un valor cercano a los 4 millones de dólares.
Otro caso interesante es el de los caracoles. La Argentina provee a España y a los Estados Unidos de estos nuevos productos, exportando por valores cercanos a los 65.000 dólares. El Programa prevé la necesidad de un trabajo intensivo de seguimiento durante la etapa de manejo y una adecuación de las variedades a los gustos de los consumidores externos para este producto.
¿Cómo aprovechar las cadenas?
En conclusión, el Programa de Fomento de Alimentos de Bajo Desarrollo Productivo tiene como misión generar el marco adecuado e impulsar políticas para que quienes encaren emprendimientos vinculados con estas producciones, tengan en cuenta la complejidad de la actividad y la necesidad de analizarla íntegramente, desde la producción primaria hasta el mercado, atendiendo los aspectos legales, económicos, tecnológicos y culturales.
Se trata de producciones con alta potencialidad en cuanto a la generación de empleos e ingresos genuinos, pero convertirla en un negocio real y sustentable exige tener en cuenta un conjunto de factores, y ésa es la tarea que la SAGPyA se ha impuesto: acompañar el desarrollo sustentable y sostenible de estas producciones junto con los principales actores de las cadenas productivas.