A la hora de hacer un balance de 2002, el sector agropecuario ha podido sobrellevar muy bien la peor crisis económica de nuestra historia contemporánea, pero debe quedar bien en claro que el sector ha sido beneficiado más por la suba de los precios internacionales que por la mejora en el valor del dólar. De hecho el aumento de los precios licuó por completo el impacto de las retenciones. Cabría preguntarse entonces si ante un escenario de baja de precios internacionales el Gobierno estaría dispuesto a bajar las retenciones en la misma magnitud de dicho impacto. Con retenciones y todo la soja disponible llegó a superar en algún momento del segundo semestre los 180 US$/tonelada, mientras que el girasol también acariciaba los US$ 180. El comportamiento de los oleaginosos consolidó una fuerte tendencia alcista durante buena parte de 2002.
Los aceites recuperaron lo que habían perdido en los últimos dos años, y para destacar se ha ido consolidando la prima del aceite de girasol por sobre el aceite de soja.
En el caso del maíz, a comienzos de la primavera el disponible superaba los 90 US$/tonelada. El trigo llegaba a superar los 150 US$/tonelada. El escenario de precios para la nueva cosecha 2003 no es muy alentador que digamos y dista mucho de los valores máximos a que llegaron este año. La soja nueva ya tiene incluida una baja superior a los 30 US$/tonelada, mientras que el maíz nuevo acumula una baja superior a los 15 US$/tonelada. El trigo también tuvo un fuerte impacto bajista perdiendo más de 40 U$S/tonelada con respecto a los máximos alcanzados a mitad del año anterior. De todos los commodities el girasol ha sido el menos afectado por la baja del mercado, acumulando una pérdida de 15 US$/tonelada con respecto a los valores máximos alcanzados.
Como reflexión, y ante la baja de los precios que se proyecta para 2003, la Argentina debería consolidar una mayor presencia en el exterior reclamando ante las principales potencias que subsidian su producción y sus mercados de exportación.
La condición para el pago de la deuda externa debería ser condicionar la misma al crecimiento del sector agroalimentario exportador. Y esto en la práctica significa abrir mercados y reducir el proteccionismo, una tarea que debería estar a cargo del Ministerio de la Producción.
Por Pablo Adreani. Analista de mercados y director de AgriPac Consultores.
Fuente: Diario La Nación