Los berries están dando una sorpresa en la Argentina. El más famoso es, sin dudas, el arándano, pero frambuesas y zarzamoras no se quedan atrás. Especialmente en el caso de las frambuesas, el mercado interno se está tornando bastante prometedor y la demanda externa de este berry no para de crecer. Por estos días, cerca de 600 millones de consumidores en el mundo tienen un lugar reservado para los berries en su dieta. Para la Argentina el fuerte en el negocio de estos frutitos del bosque pasa por la contraestación, principal ventaja comparativa que tiene el país para poder exportarlos en fresco al hemisferio norte. Esta circunstancia permite ofrecer berries, en pleno invierno para obtener el beneficio de los precios más altos. Además, se suma la plasticidad ecológica de algunos de estos frutos que posibilita su cultivo en lugares con características climáticas muy diferentes a las zonas de origen.
En la localidad bonaerense de San Andrés de Giles, a la altura del kilómetro 92,5 de la ruta 7, a escasos 92 kilómetros de la Capital Federal, hay un emprendimiento que está apostando fuerte a la producción y comercialización de frambuesas y zarzamoras: Mulchen SRL, que según sus mentores, Juan Pablo Barella y Patricio Walsh, significa "Gente que está al Oeste", en lengua mapuche.
Actualmente tienen 3 hectáreas cultivadas con frambuesas de las variedades Autumn Bliss, Heritage y Schoenemann, y además 1 hectárea de zarzamoras de las variedades Taiberrie, Blackberrie y Tupi. Para este año esperan una producción de 15.000 kilos de frambuesas y 8.000 kilos de zarzamoras.
Al que se le prendió la lamparita para inclinarse a este cultivo fue a Patricio Walsh, socio responsable del área productiva, hace unos 5 años atrás. Un año y medio después se sumó Juan Pablo Barella, actual socio responsable del área comercial. Así surgió Mulchen SRL. "Los inconvenientes con que nos topamos fueron fundamentalmente de índole productivo. Al haber pocas plantaciones de frambuesa en la provincia de Buenos Aires, sobre todo en nuestra zona, debimos aprender el manejo del cultivo a través de ensayo y error. Sin embargo, las plantas se adaptaron perfectamente al clima de Buenos Aires e incluso hemos hecho pruebas en otras provincias con sorprendentes resultados", indicó a Clarín Rural Barella.
En cuanto a la comercialización, en Mulchen apuntan a la industria artesanal dedicada a la elaboración de productos de alta calidad y que sepa valorar la calidad de la fruta que producen. Además, este año comenzarán una fuerte campaña de inserción en el mercado del producto en fresco.
"Nuestra idea es abastecer al mercado interno hasta que se sature. De todos modos estamos en camino a exportar cuando esto suceda", comentó. Hoy están llegando con su producto a diferentes clientes de la provincias de Buenos Aires y Córdoba, y Capital Federal.
"El sistema de riego es con fertirrigación. Los fertilizantes que usamos son altamente solubles, de muy baja conductividad y específicos para cada etapa fenológica de nuestro cultivo", contó a Clarín Rural el Ing. Agr. Marcelo Esteban, asesor técnico del emprendimiento. "La fertilización no sólo está orientada a suministrar macronutrientes sino también micro y oligoelementos. La utilización de agroquímicos esta en función de la detección de plagas y enfermedades y tendemos a realizar —si logramos controlar la roya y el gusano blanco— agricultura orgánica", explicó Esteban.
Según contó la gente de Mulchen, armar una hectárea de frambuesas tiene un costo de al rededor de $ 35.000 (sin incluir el valor de la tierra). La planta, que produce entre 14 y 20 años, entra en plena producción a partir del cuarto año, cuando se logran cosechar entre 6.000 y 7.000 kilos por hectárea. La inversión se puede recuperar entre la cuarta y quinta cosecha.
En cuanto a los precios, en la temporada 2004/2005, la fruta en fresco se negoció entre $ 20 y $ 30 el kilo; el congelado individual (I.Q.F.) hizo valores de $ 7 a $ 12; y el congelado entero y partido (Whole & Broken) anduvo entre $ 6 y $ 9.
En Mulchen, los proyectos y nuevas actividades surgen como conejo de la galera... Están trabajando en la implementación de cambios y mejoras apuntando a los manuales de Buenas Prácticas Agrícolas (BPA), a lo que sumarán Buenas Prácticas de Manufactura (BPM), normas EurepGap, y la puesta en marcha de un sistema de control de puntos críticos (HACCP). Todo esto les permitirá certificar con normas internacionales frente a una posible saturación del mercado interno dentro de un plazo no muy largo, de 2 a 3 años.
Además, están apuntando a comercializar buena parte de la próxima cosecha como fresco de muy buena calidad (Fruta premium) y también están ampliando las variedades de berries que comercializan (grosellas, cassis, sauco, corinto y también pulpas de estos berries y rosa mosqueta). A esto, se agrega que el INTA eligió el campo de San Andrés de Giles para el desarrollo de un estudio de una bacteria que acelera el crecimiento vegetal.
"La actividad en la Argentina está en expansión. Hay un mercado importante aun por explotar y una demanda insatisfecha. Los desafíos son: agruparse, hacer las cosas con profesionalismo y responsabilidad, y lograr las certificaciones que el mundo demanda para poder ofrecer al mercado externo una fruta confiable y de alta calidad", afirmó Barella.
Por Liliana Cobelo
Fuente Diario Clarín