Para la economista Beatriz Nofal, la recuperación económica del país "no es sólo viento de cola, más allá del buen escenario internacional que hemos tenido y que va a seguir por un tiempo"; pero alerta que el crecimiento, por más que muestre altas tasas, "todavía no es sustentable, aún nos falta el mejoramiento de las políticas públicas que impulsarían la inversión y nos facilitaría el salto exportador de productos con alto valor agregado que necesitamos, porque ahora estamos vendiendo productos con poco valor agregado". La ex diputada nacional y actual consultora considera que "la integración de Argentina en el mundo es un pilar central para el desarrollo y crecimiento sustentable. Si el país quiere volver a tener tasas altas y estables de crecimiento, similares a las de principios del siglo, sólo puede lograrlo en el contexto de una inserción activa en el mundo".
Con números en la mano, demuestra que "Argentina ha decrecido en el comercio mundial. A principios del siglo XX representábamos el 3 % del comercio mundial y en 2003 sólo el 0,4 %. Hoy Corea o España inciden en un 2,3 %, lo que significa que, comparativamente, la Argentina era más importante de lo que hoy son estos dos países".
"Tan importante es la integración al mundo -enfatiza- que todos los países que se desarrollaron luego de la Segunda Guerra Mundial como Japón, los Tigres Asiáticos y luego China e India, lo hicieron en un contexto de mayor integración al mundo. Si bien existen visiones diferentes respecto de si la apertura de la economía es un requisito o una consecuencia, lo único que se puede constatar es que en los países que han crecido, el crecimiento y la integración al mundo van juntos. Las fantasías autarquistas generan mayor pobreza".
Condiciones
- Este año el país volverá a crecer un 7 % y el año que viene todos estiman que decrecerá. ¿Qué reformas a su criterio son necesarias para sostener la economía y no tener un cuello de botella?
- En el año 2005, el crecimiento va a superar el 7 %, pero para seguir haciéndolo a tasas altas, no basta con condiciones de estabilidad macroeconómicas, sino que se necesita un salto de la inversión y mantener el fuerte ritmo de exportaciones. Por primera vez en 45 años, el país tiene un régimen de estabilidad económica con superávits externo e interno, lo que permite tener un tipo de cambio competitivo y bajas tasas de interés. Estas condiciones macro son necesarias, pero no suficientes para mantener un crecimiento sostenido a tasas altas. Mi opinión es que más que importantes y grandes reformas estructurales, lo que se necesitan son cambios en las políticas públicas, mejoras en la gestión del Estado, aumento de la seguridad jurídica y un salto de calidad de las instituciones.
Finalmente, hace falta un fuerte compromiso con el desarrollo económico, con un enfoque más amplio de las políticas públicas, que obligatoriamente deben contribuir al desarrollo y reducir la pobreza. El ministro de Economía habló de un crecimiento de 2 ó 3 puntos más en relación con el PBI para crecer a tasas más altas que las históricas, que estarían entre el 4,5 y el 6 % anual. Para favorecer esta inversión, debe incluir el capital humano.
La relación con Brasil
- ¿Por qué Brasil cada vez nos compra menos y cada vez más manufacturas?
- Este año, vamos exportar a Brasil U$S 1.400 millones menos que en 1998 y vamos a importar U$S 3.780 millones más que en el 1997. El déficit va a ser superior a los 3.000 millones de dólares.
Esto se debe a una combinación de factores. Tradicionalmente la explicación de por qué aumentaban más las importaciones de un país al otro tenía dos ejes: el nivel de actividad y el tipo de cambio. Hoy esta explicación no alcanza porque el tipo de cambio nos favorece y el país no se quedó sin saldos para exportar.
Otra explicación son las asignaturas pendientes del Mercosur, que crean desniveles. Por ejemplo, el incumplimiento de las reglas que establecen que no se pueden utilizar incentivos fiscales ni financieros para las ventas intrazona; un sector, el de los incentivos financieros, donde Brasil tiene un importante aparato que, además, lo aplica para captar inversiones.
También intuyo que hay diferencias de productividad a favor de Brasil en varios sectores. Otra explicación pueden ser las crecientes barreras no arancelarias que impuso Brasil desde 1998/99. Por ejemplo, hay una serie de productos alimenticios que requieren permisos previos, por más que Brasil diga que se hace automáticamente.
Y el más reciente, que es el que más me preocupa, son la extensión de dos impuestos, el Pis y Cofins que financian la seguridad social de Brasil, que antes sólo se cobraba sobre la facturación bruta de las empresas y que ahora se aplican a las importaciones, que en el caso de los productos terminados, los encarecen entre un 7 y un 9 % porque no las pueden tomar como crédito fiscal.
China
- Dejando de lado las fantasías, ¿Qué importancia tiene hoy China para el país y, eventualmente, para el futuro del comercio argentino?
-China e India revisten una enorme importancia para países exportadores eficientes de materias primas, sean minerales, agropecuarias o de bienes intermedios como el acero. China ha crecido fuertemente en la última década, a tasas promedio de entre un 8 y 9 % y, como consecuencia de tamaño crecimiento, su participación en el comercio mundial ha pasado del 2 % en los 90 a 4 % en 2003. Los sectores del comercio donde participa Argentina crecen por demanda de China e India. Esto va a crear un buen contexto en los próximos tres años y debemos traducirlo en una oportunidad de desarrollo sustentable para el país.
Por otro lado, China implica desafíos en los sectores de manufacturas intensivas en mano de obra, por lo cual vamos a tener que implementar políticas que nos alejen de la producción en gran escala para darle más importancia al diseño. Argentina tiene que utilizar o incorporar la creatividad de la mano de obra y salir de los productos masivos. Hay que agregar valor porque va a ser muy difícil competir.
Finalmente, China para Argentina, y para varios socios de la región, es una excelente oportunidad, teniendo en cuenta que la cuestión del proteccionismo agrícola no se va a resolver en el corto plazo, aun teniendo resultados exitosos en las próximas negociaciones. Además, el ingreso de China a la Organización Mundial de Comercio va a permitir cambiar el modus operandi del comercio mundial porque va a limitar los acuerdos entre las grandes potencias. Antes, el G7 fijaba las reglas de acuerdo a sus intereses y después lo multilateralizaban.
Fuente Diario El Litoral