Se exportan tragamonedas y otros productos de desarrollo tecnológico local. El crecimiento experimentado por el mercado del juego en todo el mundo, incluso en la Argentina, y la situación originada tras la salida de la convertibilidad y la devaluación, influyeron para que fabricantes locales de los más diversos productos se animaran a salir a competir en el exterior, y ofrecieran buena calidad y precios apropiados. Por supuesto, en eso influyó que aquí se hubieran instalado en los últimos años más de 70 casinos y 150 bingos, que en principio importaron para poner en marcha sus emprendimientos y luego comenzaron a aceptar las realizaciones locales.
Si bien existieron intentos de exportación, tal vez iniciados con elementos para equipar salas de juego, alfombras, banquetas, uniformes y carteles luminosos, ahora se atraviesa una etapa de expansión impulsada desde la Cámara Argentina de la Industria de Juegos de Azar (CAIJA), que consiguió el auspicio de la Fundación ExportAr, incluso para participar en exposiciones internacionales.
Así fue como algunas firmas participaron en la primera edición de Sagse Centroamérica, en Panamá, a fines de mayo. Allí estuvieron: Arwin (iluminación decorativa); Azartron (ruletas y “tragamonedas”); Cirilo Ayling (máquinas para el procesamiento de billetes y monedas, contadoras y clasificadoras, verificadoras, empaquetadoras y encartuchadoras); Ed Roberts (paños para mesas de juego); Elo Touch (pantallas sensibles al tacto y monitores); Formanova (muebles y plataformas de soporte electrónico); Foster Casino (asientos y ceniceros); Goody Group (uniformes y mantelería); Mérito (alfombras); Mónica Spodek (diseño y construcción de casinos y salas de juego); Selton (ruletas electrónicas y máquinas de póker “on line”); BS Group/Sielcon (máquinas electrónicas, videojuegos y un sistema de conexiones “on line” para máquinas), y, entre otras, Tecno Bison (“tragamonedas”, aparatos y accesorios).
Azartron exportó “tragamonedas” a Perú y Paraguay; Sielcon colocó lo mismo, ruletas y sistemas de control en Uruguay, Chile, Venezuela, Guatemala y Rusia, y ElectroChance “tragamonedas” en Uruguay, Ecuador, Colombia y México.
Italia, la preferida
Italia se convirtió momentáneamente en el mercado más codiciado. Azartron firmó el año pasado un contrato con un distribuidor de allí y se asoció a capitales de idéntico origen en Ital Games, que importaría 4.000 máquinas. Sielcon presentó 200 de sus productos en la Esposizione Nazionale Apparecchi Divertimento Automatici (ENADA), y revió fabricar anualmente 6.000, con el 70% de componentes locales y el 30%, importados.
En la CAIJA señalaron que cada unidad cuesta entre 10.000 y 15.000 dólares y calcularon que Italia compraría este año más de 100.000 unidades. Allí destacaron que la industria nacional estaría en condiciones de realizar de 20.000 a 30.000 de alta tecnología, cada una de las cuales tiene “hardware y software, 100% argentinos; vidriorrodillos gráficos de alta resolución, y verificadores de monedas».
“En el tema del juego éramos un país virgen” dijo el socio gerente de Sielcon, Luis Olivares. “Al principio no había industria nacional; si no había actividad de juego, tampoco pudo desarrollarse una industria nacional. Pero hacia el 2000 se abrió Buenos Aires y cualquier cosa que pase en Buenos Aires se refleja en el interior. En todos estos años se comenzó a desarrollar el sector, a nivel de que ahora estamos compitiendo en tecnología con los mayores países del mundo, como España y Estados Unidos», agregó.
Olivares tiene su propia opinión que explica cómo esta industria pudo desarrollarse tan rápidamente en el país: “Todo lo que producimos, tanto el hardware como el software, lo desarrollamos nosotros. Por algo la mano de obra calificada en Argentina es de lo mejor del mundo. Estamos en Brasil, en Centroamérica e Italia y no hemos conseguido la calidad de mano de obra con que podemos contar hoy en Argentina”, agregó.
Para Olivares, el juego hoy es un factor clave para el desarrollo turístico: “Fundamentalmente no existe en el mundo el turismo sin diversión, nadie se puede jactar de ser una gran provincia turística si no hay hoteles cinco estrellas y casinos, porque hay una temporada turística muy acotada, pero fuera de temporada no hay espectáculos teatrales y quizás ni cine, es por eso que en el casino se encuentran salas recreativas, es un punto de encuentro donde va la gente grande y que genera su propia demanda», acotó el ejecutivo de Sielcon.
Fuente La Mañana de Córdoba