Las primeras cajas de carne de Frigorífico Río Cuarto llegarán por barco en unos 20 días a Alemania y a España. Apenas unas horas después de que le asignaran las 200 toneladas de cuota Hilton, Frigorífico Río Cuarto ya estaba faenando los primeros 184 novillos, cuyos cortes de calidad llegarán a la Unión Europea.
“Estoy satisfecho, pero me gustaría tener 25 años menos”, confiesa Edgardo Casale, quien comenzó como carnicero y, hoy, es director de la empresa. Son 25 años de trabajo, inversión y lucha que le llevaron lograr el objetivo que se había fijado.
Hace un cuarto de siglo, cuando el matadero municipal de Río Cuarto cerró, él propuso a sus pares poner 10 pesos por animal y crear un frigorífico propio. Por su tesón, el pequeño gran proyecto sobrevivió a crisis, inflación, falta de crédito, cambio de reglas, nuevas exigencias, trabas burocráticas y el corralito.
“Fue muy difícil porque acá no hubo grandes capitales, sólo un grupo de matarifes que apostaron a encontrar su propia solución”, reflexiona Casale, quien no se anima a cuantificar la inversión en la planta de 10 mil metros cuadrados.
En el último año, Frigorífico Río Cuarto faenó unas cinco mil cabezas por mes para el mercado interno, ahora, prevé llegar a 80 mil por año, en total. Más allá de la cuota Hilton –que representa una facturación de 1,6 millón de dólares–, ese estatus le ha abierto posibilidades de negocios con Rusia y el mundo árabe. También aparecieron interesados de Estados Unidos, aunque las exigencias son mayores.
Las primeras cajas de carne de Frigorífico Río Cuarto llegarán por barco en unos 20 días a Alemania y a España. Casale agradece el apoyo de Carnes Virreyes, que lo acompañó en este primer embarque. También al grupo de 17 productores del fideicomiso “La Pastoril”, que es dueño de 120 toneladas.
Para despostar los primeros animales, el frigorífico tuvo que contratar mano de obra especializada en otras ciudades. La planta ocupa a 120 personas y prevé incorporar unas 60 si se dan los contratos esperados.
“La exportación es un negocio es complicado y tiene altibajos porque todo depende de los contratos, que se pueden dar o no, pero el que manda es ‘don precio’. Si bien es cierto que hay mayor seguridad en la operación, una vez que se cerró ya está, no se pueden hacer previsiones, las condiciones son muy cambiantes”, concluye Casale.
Fuente Diario La Voz del Interior