Importan casi el 70% de todo lo que consumen; su demanda creció un 35 por
ciento en 2001.
La tendencia se acentuó por la crisis del "mal de la vaca loca"
y las intoxicaciones alimentarias.
La contraestación favorece los envíos de
frutas y verduras frescas locales.
En el Reino Unido, las oportunidades
para los alimentos orgánicos son reales .
En primer lugar, la
carismática e influyente figura del príncipe Carlos es la cabeza del movimiento pro
consumo de estos alimentos en Gran Bretaña: en 1990 lanzó su propia marca, Duchy
Originals -una de las líderes del mercado-, y donó a su fundación los más de US$ 2
millones facturados desde entonces.
En segundo lugar, bien se sabe
cómo pesa el humor de los consumidores ingleses en el mercado alimentario: desde que
se les ocultó que la carne vacuna que comían provenía de vacas alimentadas con
harina de origen animal -que desencadenó la crisis de la encefalopatía espongiforme
bovina (BSE, en inglés) o "mal de la vaca loca"- se potenció la paranoia por todo lo que
ingerían y se minó su credibilidad sobre la producción de alimentos.
La
coronación de lo orgánico como sinónimo de saludable, seguro y confiable se completó
con la cobertura mediática -constante respecto de la vida y obra del príncipe de
Gales-, que mostró cuanto animal enfermo hubo en Gran Bretaña y todos los casos de
intoxicación alimentaria registrados.
Por estos factores, el Reino Unido
fue el país europeo que más creció en 2001 en la comercialización de orgánicos (un
35%) y para este año proyectan ventas por 1574 millones de dólares.
Estos temas fueron tratados por los especialistas ingleses Dominic Dyer,
directivo de la Federación de Industrias de Alimentos y Bebidas británica, y Giles
Shapley, ejecutivo de Safeway, una de las tiendas minoristas de alimentos más
importantes del Reino Unido, en un reciente seminario organizado por la embajada
británica en nuestro país ( www.britain.org.ar ).
LA NACION dialogó
con ellos sobre el perfil de la demanda y del consumidor británicos, así como de cuál es
el potencial de la Argentina (que exporta orgánicos por US$ 40 millones en un mercado
mundial de US$ 20.000 millones) para incrementar su participación en ese destino.
- Dos puntos son clave:
La demanda británica
de estos productos creció en los últimos 6 años entre un 30 y un 50%. No obstante,
de todo lo consumido, apenas el 1,5% es de origen orgánico.
Si bien
se incrementó en un 133% la cantidad de campos en proceso de conversión hacia la
explotación ecológica, apenas el 3,2% de los campos cultivables es orgánico.
"Los productos argentinos tienen la gran ventaja de la contraestación en un
mercado cuya demanda crece y tiene problemas de autoabastecimiento: importa entre
el 65 y el 70% de los alimentos orgánicos que consume", señaló Shapley, de Safeway,
la cadena minorista que factura más de US$ 14.100 millones por año en sus 480
tiendas.
Frutas y verduras frescas, lácteos, alimentos procesados,
pan y cereales, carnes, leche de soja, jugos, alimentos para bebes, miel y mermeladas,
gaseosas, huevos y tabaco, pero sobre todo vino y hasta cerveza (la importación
británica de bebidas alcohólicas es de US$ 4073 millones) son algunos de los productos
que la Argentina puede tranquilamente ofertar. Por su parte, Dyer destacó el "valor
agregado del estilo de vida" que implica este tipo de alimentación.
"El
consumidor de orgánicos se preocupa por su salud, por el cuidado del medio ambiente y
hasta por la forma en que fueron criados los animales. Le interesa saber la historia que
hay detrás de estos alimentos, cómo y dónde se fabrican", dijo.
Además, los caracteriza su alto poder adquisitivo (el PBI per cápita del Reino
Unido es de US$ 24.300 anuales), por lo que "están dispuestos a pagar por estos
productos entre un 120 y un 260% más de lo que pagan por el convencional (el té
orgánico tiene un sobreprecio del 134% y la cebolla uno del 245%)", indicó Shapley.
Teniendo en cuenta que el punto de inflexión lo marca la credibilidad,
Dyer señaló que "la marca orgánico se asocia con una imagen altamente positiva, por lo
que se presta mucha atención a que el envase sea ecológico y que se respeten el
etiquetado y las regulaciones de la Comunidad Europea".
Para
exportar, Shapley recomendó "contactarse con un agente en destino que conozca el
mercado minorista y trabajar con él en el desarrollo de un plan de marketing y
promoción; es conveniente incluir en los costos los gastos de flete, seguro, tipo de
cambio y aranceles de importación", concluyó.
Fuente: Diario La Nación