En los últimos años, el mercado internacional de productos orgánicos se ha desarrollado rápidamente y es altamente dinámico y competitivo, por lo que presenta grandes perspectivas de crecimiento a futuro. Este desarrollo se debe, en parte, a una desconfianza cada vez mayor respecto de los alimentos producidos convencionalmente después de la reciente serie de escándalos alimenticios (mal de la vaca loca, fiebre aviar, dioxinas, aftosa, organismos genéticamente modificados), las preocupaciones ambientales y la convicción del público de que los alimentos orgánicos son saludables y poseen mayor valor nutricional.
El comercio internacional está dominado por los países que conforman la CEE, Suiza, Japón, Canadá y los Estados Unidos, principalmente. Una característica de la producción internacional es que los grandes mercados consumidores de productos orgánicos (con excepción de Japón) son, a la vez, destacados productores.
La Argentina está muy bien conceptuada en el mundo. Nuestro país no sólo fue pionero en Latinoamérica al incursionar en materia orgánica, sino que también fue uno de los primeros en establecer normativas nacionales para regular la producción. La Argentina se ubica en el quinto lugar como proveedor de la CEE y es el único país latinoamericano que la Comunidad reconoce como “tercero equivalente”, dato no menor ya que la CEE es el destino de entre el 80% y 85% de la exportación orgánica nacional.
A pesar de todos los méritos de reconocimiento internacional y las mencionadas ventajas comparativas naturales, en la actualidad, nuestro país sólo vende al mundo menos de 35 millones de dólares al año en un mercado mundial de más de 23.000 millones. Esto significa una participación de menos del 0,15%, lo que demuestra que aún falta un largo camino por recorrer.
Si bien representa todo un desafío, nuestro país lleva transitado gran parte de ese camino, pero deberá desplegar un número de acciones tendientes al mejoramiento de la estructura productiva, institucional y organizativa que le permitan construir una base competitiva sustentable en el tiempo. Sólo el trabajo en conjunto de todos los sectores involucrados permitirá que nuestro país ocupe en el mundo el lugar preponderante que es capaz de alcanzar.
Mercado asiático
El desarrollo del mercado orgánico en la región está divido en 4 categorías. De menor a mayor desarrollo, son los siguientes:
• Bangladesh, Laos, Nepal: con agricultura orgánica “cero”, sólo agricultura de subsistencia.
• Indonesia, Pakistán, Vietnam: con su agricultura orientada principalmente a la exportación.
• China, India, Malasia, Singapur, Filipinas, Sri Lanka, Tailandia: con mercados orgánicos desarrollados, marcas y certificadoras locales, realizan investigación y desarrollo, poseen el apoyo de ONGs, la superficie dedicada a la agricultura orgánica es importante y son importadores de productos orgánicos.
• Japón, Corea, Taiwán: son los países de la región con mayor poder adquisitivo y por ende, los que presentan los mercados más desarrollados tanto en materia de certificación como en sofisticación, variedad y calidad. Existe una altísima competencia internacional, sobre todo en Japón, país importador por excelencia.
Mercado japonés
Japón importa el 60% de los alimentos que consume, lo que lo convierte en el primer importador de alimentos a nivel mundial. Asimismo, es el segundo mercado de alimentos orgánicos en el mundo después de los Estados Unidos.
Durante mucho tiempo no se disponía de una definición clara para los productos orgánicos, por lo que es difícil estimar el valor de las ventas orgánicas del Japón. Por informaciones obtenidas de diversas fuentes de mercado, se estima que el valor minorista de los productos orgánicos certificados genuinos gira en torno a los 350 millones de dólares, es decir, alrededor del 1% del total de las ventas de alimentos en Japón. Sin embargo, debemos mencionar que existe una amplia zona gris de productos que son cultivados con bajos niveles de plaguicidas y fertilizantes químicos, pero que no cumplen con las normas orgánicas estrictas (Asociación de Comercio Orgánico, 2001), motivo por el cual algunas fuentes señalan un volumen actual de ventas de productos “verdes” entre 3.000 y 3.500 millones de dólares.
La industria de alimentos orgánicos es el único sector de la economía japonesa que ha demostrado un crecimiento sostenido en la década del '90. Con una tasa de crecimiento estimada en el 15% anual para los próximos tres a cuatro años, se estima que Japón será el país con mayor consumo de orgánicos per capita en el mundo.
La producción orgánica interna es escasa debido a la dificultad de producir alimentos sin productos químicos en el período productivo cálido y húmedo. Aunque se prevé que la producción interna aumentará en los próximos años, la demanda de productos orgánicos será siempre muy superior a la oferta interna, lo que abre la posibilidad de volúmenes considerables de importaciones. Se estima que los alimentos orgánicos irán creciendo a medida que vaya cambiando la aceptación de los consumidores y se difundan las campañas informativas y de promoción del gobierno.
Cabe destacar que también existen problemas importantes que limitan el crecimiento del mercado orgánico e impiden las importaciones de frutas y verduras orgánicas frescas. La más importante consiste en los exigentes requisitos fitosanitarios que obligan a fumigar los productos orgánicos importados a su ingreso al territorio japonés con la consiguiente pérdida de su etiqueta orgánica. Si bien nuestro país es reconocido por su trayectoria entre los importadores de orgánicos de Japón, todavía no es conocido por el consumidor en general. Por tal motivo, una campaña de marketing informativa y de difusión del país es extremadamente necesaria.
Es innegable que la compra de alimentos orgánicos en Japón está en expansión. El rápido envejecimiento de su población, los gastos médicos elevados, la extensión de las edades para jubilarse y la posible disminución de los montos de dichas pensiones hacen que los consumidores busquen comer cada vez más sano para enfermarse menos, pautas que marcan una clara tendencia del crecimiento del mercado. Como todo en Japón, el desarrollo es lento, pero con pasos seguros y tendencia irreversible.
Kentaro Hara,
becario de la Universidad de Agricultura de Tokio, Japón
Investigador de la Fundación Okita
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Miriam Nagashima,
Lic. en Comercio Exterior,
Universidad de la Marina Mercante
Investigadora de la Fundación Okita
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Paula Rossi, Lic. en Comercio Exterior,
Universidad de la Marina Mercante
Becaria del Monbusho, Universidad de Kyoto, Japón
Investigadora de la Fundación Okita
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Fuente: Fundación Okita (www.fundacionokita.org.ar)