Con insumos importados, y experiencia y esfuerzo argentinos, la industria cosmética nacional se convirtió en una potencia sudamericana: no sólo elabora productos que lograron sustituir a los extranjeros, que hasta hace un par de años copaban el mercado, sino que los exporta por 200 millones de dólares anuales.
¿Qué se hace en la Argentina? De todo: maquillaje, cremas para el cuerpo, cara y tratamientos capilares, jabones, desodorantes, perfumes y productos para bebes.
Uno de los rubros que más creció es el de productos para baño (jabones, gel de ducha, aceites, lociones, etcétera), con firmas como Marta Harff, Verónica Zuberbühler bath & body, Laura´s Secrets. Y se extendió aún más con muchas otras que se sumaron para competir: Una, actitud esencial; Elementos esenciales; Básico, cuidados especiales; Universo Garden Angels, y Genuinos Activos, especialista en el uso de extractos puros.
Entre las más recientes, Mudalhara y Juana Margarita. Karina Rabolini y VM Beauty, de Valeria Mazza, también incluyen una oferta de spa. Aromatika y Regina Kuligovski, que además incursionan en el segmento maquillaje, con amplia paleta de colores y productos para la piel. Todas estas marcas, que apuntan al bienestar cotidiano y a recuperar estados de ánimo, potencian la acción terapéutica de los aceites esenciales a base de plantas, flores y frutos, básicamente.
También se diversificó el rubro fragancias, con propuestas de marcas de indumentaria y otras que ofrecen sus perfumes made in Argentina (Kosiuko, Wanama, Giesso, Rapsodia, Mariana Márquez y Prüne).
La diferencia principal entre los cosméticos nacionales e internacionales es, sin duda, el precio. Las firmas argentinas invierten más en el contenido -ojo, las internacionales no lo hacen en menor cuantía- que en el packaging y publicidad, y apuntan al gran público o clase media que antes podía darse el gusto con un importado. Por ejemplo, una crema hidratante fabricada en el país se consigue por 15 pesos; mientras que una similar internacional, se consigue desde 60 pesos en adelante.
La cocina
Detrás de estas marcas, laboratorios especializados producen gran diversidad de productos: de tocador, maquillaje, capilares y fragancias tienen más demanda. "La industria de cosméticos en el país está integrada por empresas de diferentes características. La mayoría son terceristas: firmas a cargo de profesionales calificados que elaboran productos para terceros. Compran insumos y, en algunos casos, envases y packaging, y desarrollan fórmulas de acuerdo con los requerimientos de los clientes. También les ofrecen nuevos productos y, por otra parte, suelen hacer desarrollos propios", explican desde la Cámara Argentina de la Industria de Cosmética y Perfumería.
"El fuerte de la cosmética argentina no está en la creación de la materias primas, sino en el desarrollo de tecnologías para la elaboración de productos terminados", comenta Rodolfo Prieto, de Nerova, que elabora hasta 4 millones de unidades, entre maquillaje, productos para la piel y de depilación, y provee en la Argentina y la región a gigantes como Avon, L´Oréal y Revlon, además de abastecer a marcas de 12 países, España y Estados Unidos inclusive.
Apuesta nacional
"Que los cosméticos argentinos se realicen en más de un 90% con activos importados no es relevante (son aproximadamente diez las empresas que proveen de insumos a todo el mundo). No obstante, se recurre a derivados vegetales locales, por ejemplo, para la fabricación de ceras depilatorias, y a algunos sintéticos para cremas. Lo importante es haber recuperado un espacio en el mercado local y regional con tecnologías desarrolladas en el país, como la de micronización de polvos faciales para lograrlos con más suavidad; Nerova es la única firma en América latina que lo realiza", destaca Prieto.
Josué Quesada, titular de laboratorio Saint Julien, también pone el acento en la importancia de elaborar y desarrollar productos competitivos. Su laboratorio fabrica los maquillajes Arex y Sepia, las colonias de Wanama, los geles de Verónica Zuberbühler y el sistema de bronceado Sol Pleno, entre otros. Opina que el valor agregado de cosmética nacional es "elaborar productos, no crear materias primas. A lo sumo sabemos mezclarlas y obtener buenos resultados. Se importa todo, salvo los activos cítricos y vegetales".
Saint Julien también tiene sus marcas y apunta al segmento de artículos de tocador: las líneas para chicos Petit Enfant, Petit Amour y Petit Prince; los perfumes Vertiente, y las colonias y los desodorantes masculinos Equs Pampa. "Además. las tres Petit ya están en Uruguay, México y Australia, y las lanzaremos en Perú y Venezuela."
"A pesar de todo, la Argentina es bella", dijo un grupo de compañeros cuando la empresa de venta directa de cosméticos en la que trabajaban quebró. Se juntaron, aprovecharon su experiencia y, simplificando esa frase, crearon Arbell. Es una firma de cosméticos naturales y suplementos dietarios que desarrolla sus propias fórmulas y las produce en laboratorios de terceros especializados.
"Los activos son los mismos que usa la mayoría; los europeos son los más innovadores. Y en la Argentina están sus proveedores", explica Martín Mingione, director de Planificación y Desarrollo de Nuevos Productos de Arbell. Y agrega: "Demostramos que se podían hacer productos de igual calidad que los importados; los exportamos y competimos. Llegamos a España, Portugal, República Dominicana y los países limítrofes.
Por Delia Alicia Piña
Fuente Diario La Nación