La Argentina deberá triplicar sus exportaciones en los próximos cinco años. El
economista Javier González Fraga emitió un mensaje directo y contundente. Cayó como
una sentencia. Lo hizo ante unas 450 personas que lo escuchaban en la III Convención
Anual de AnGus organizada por la Asociación Argentina de la raza, con el apoyo de la
Universidad Nacional del Centro (Unicen). El encuentro se realizó la semana
última en esta prolija ciudad del centro bonaerense que se levanta en una geografía
serrana maravillosa. Las charlas se desarrollaron en el Centro Cultural de la Unicen y en
su impecable Campus, a pocos kilómetros del casco céntrico.
Como
proveedor de materia prima de una de las principales agroindustrias del país, el
auditorio se vio identificado con el mensaje del economista: la carne vacuna argentina,
como parte de un sector, como el agropecuario, que es reconocido generador de
divisas a través del mercado internacional, debe potenciar sus exportaciones, es la
única manera de que el país consiga recursos cuando se cortan los canales financieros.
El escenario no pudo haber sido mejor. Estaban los pesos pesados de la
ganadería argentina, aquellos que crían, producen y comercializan la raza de carne que
representa más de la mitad de los rodeos del país, a los que se sumaron ganaderos de
otras sangres y de hacienda general.
Y aunque parezca una expresión de
deseos, los actores del sector están decididos y preparados para salir a vender más
porque tienen materia prima de calidad y tecnología. Pero son conscientes también de
que demandan un mayor desarrollo de los canales comerciales y de promoción para
llegar a los mercados, acciones que dependen de los productores, de las entidades
agropecuarias y de las autoridades nacionales.
Este nuevo desafío
implica además alentar el consumo interno y cerrar lo que en el negocio de la carne se
llama "la integración" de la res, o dicho de otra manera, vender en el país -o en otros
mercados- lo que no se puede colocar en plazas más exigentes.
Dicen
que este tipo de encuentros -congresos, convenciones, seminarios, etcétera- sirven
para "abrir las mentes". Y es cierto. En Tandil se sumaron mensajes y seguramente
cada uno de los participantes volvió a sus casas con muchas ideas en sus cabezas.
Se habló de calidad, certificación (diferenciación del producto), sanidad,
marketing, packaging, clima, genética, mercados, empresas, gerenciamiento,
condiciones humanas y estrategias comerciales, entre tantas cuestiones (de lo que se
informa por separado). En las preguntas y respuestas y en los corrillos no faltaron las
críticas a la falta de decisión política en materia de promoción y al impacto negativo de
las retenciones, por ejemplo.
"En los próximos cinco años nosotros
podemos cubrir esa demanda, con valor agregado y tenemos la obligación de cumplir
con ese plan", comentó Leo Werthein -flamante presidente de la asociación- aquellas
palabras de González Fraga en un intervalo.
Werthein dijo que el sector
tiene a su favor la disposición de materia prima que "prácticamente es única en el
mundo: tenemos 55 millones de cabezas de vacunos para 37 millones de habitantes.
Hay que aprovechar esa relación y dejar de matar terneros de 250 kilogramos para
transformarlos en productos con valor agregado".
En tanto, Carlos
Guerrero, criador en Madariaga (cuenca del Salado) e invernador en Pehuajó, reconoció
que "hay una concientización de que los argentinos no nos podemos seguir comiendo
las divisas y tenemos que salir a exportar". Agregó que "estamos en condiciones
óptimas como para poder producir tres veces más carne de la que producimos".
Pero, ¿qué carne exigen los mercados internacionales? Como premisa, hubo
coincidencia en que se debe partir de una calidad sustentable, seguridad sanitaria y el
valor agregado. En el caso AnGus, esa tarea se resume en lo que se define como
certificación.
- Qué se debe exportar
Marcos Firpo,
director técnico de Carnes AnGus, definió que para llegar a la certificación los novillos
deben ser de pelaje negro o colorado en un 66 por ciento del cuerpo, sin manchas; sin
cuernos; musculoso; no más de cuatro dientes; "especiales o buenos", según la
tipificación; cobertura de grasa que no debe ser inferior a los 5 milímetros ni superar los
13 milímetros y un marmoreado (veteado de grasa) que resalta y garantiza terneza,
sabor, gusto y jugosidad.
Explicó que la asociación fue la primera entidad
certificar y la única que exportó carnes del programa reconocido por el Servicio
Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) y por el Departamento de
Agricultura de los Estados Unidos (USDA, en sus siglas en inglés), hasta que este
mercado se cerró por la reaparición de la aftosa en el país el año último. También ha
sido reconocido por el programa internacional de Certificación ISO 65.
Agregó el empresario que la certificación asegura al consumidor comer una carne
con origen y calidad garantizados.
Firpo agregó que si bien los cortes
mayormente dedicados al programa son los bifes y el cuadril, también se están
negociando con el mayor supermercado de Inglaterra para enviar cortes del resto de la
res, que antes no se exportaban, con lo cual se llega a la integración y se agrega
valor.
Hasta el momento, el programa trabaja con 180 productores y tres
frigoríficos: AB&P, de la localidad santafecina de Hughes; CEPA, de Venado Tuerto
(también en Santa Fe), y Quickfood, de San Luis, y exporta unas 40 toneladas
mensuales a 5600 y 6000 dólares los que corresponden a cuota Hilton (con un cupo de
157 toneladas al año).
"La asociación tiene un programa de selección,
desde el campo hasta el frigorífico, que le permite llegar a un novillo con calidad, que
es la base de las remisiones a exportaciones y a certificación de las carnes", comentó
el productor Ricardo Orazi, con cabaña en San Miguel del Monte y campos de cría en
las Flores, Chascomús y Cañuelas.
Orazi puntualizó que "la selección más
importante se realiza en pie y allí ya se sabe qué tipo de res saldrá".
- Falta promoción
Tampoco se escatimaron palabras al
momento de las demandas. Werthein señaló que "estamos sujetos a que las
autoridades protejan el patrimonio ganadero en todos sus eslabones de la materia prima
que es el objeto de las exportaciones".
En ese sentido comentó que la
principal amenaza que tiene el sector radica en que "no se han desarrollado las
acciones de comercialización suficiente para llegar a los mercados. Todavía hablan de
planes estratégicos, pero éstos pasan por la negociación directa: los productores tiene
que salir a vender sus productos con el apoyo de las entidades del sector y de la
Cancillería".
Para peor, los mercados "están renuentes, son subsidiarios y
tienen reacciones adversas al ingreso de la carne; por eso, nosotros tenemos que
actuar", agregó.
Horacio Gutiérrez, productor y presidente honorario de
la entidad organizadora del encuentro, se lamentó por la escasa promoción que tienen
hoy las carnes argentinas.
"Hace años que estamos discutiendo la
formación del Instituto de Promoción de Carnes. Hace un año que salió la ley, pero
falta la firma del decreto reglamentario para concretar su aplicación", agregó.
"Todos nuestros competidores, sobre todo Australia, los Estados Unidos y
algunos países del sudeste asiático, están haciendo una promoción fenomenal para las
carnes que producen. Nosotros todavía no hemos conseguido entrar en las gateras y
ellos ya están en el disco...", ejemplificó Gutiérrez.
No obstante aplaudió
la gestiones que en ese sentido realiza el secretario de Relaciones Económicas
Internacionales, Martín Redrado. "Los embajadores tienen que ser promotores y
vendedores de lo que la Argentina es capaz de producir en forma eficiente y con muy
buena calidad como la que tenemos", subrayó.
Tras su disertación y en
la rueda de preguntas, el presidente de la Asociación de Industrias Argentinas de
Carnes (AIAC), Héctor Salamanco, criticó el "cajoneo" que se hizo de la ley por la cual
se crea el Instituto de Promoción de Carnes.
Fuente: Diario La Nación