La pretensión, principalmente
europea, de que se extienda la protección especial de las indicaciones geográficas
(denominaciones de origen) a productos distintos de los vinos y bebidas espirituosas
-como quesos o yogures- sigue siendo objeto de fuerte polémica en la Organización
Mundial de Comercio. En la última reunión informal dedicada al tema, el pasado
domingo, se pusieron de manifiesto nuevamente las discrepancias entre europeos,
secundados por algunos otros países como Tailandia, por un lado, favorables a esa
extensión, y Estados Unidos, Australia, Canadá, Argentina, Chile, Paraguay o México,
que se oponen a ella.
Fuentes diplomáticas argentinas señalaron que esa
cuestión, en la que tanto empeño tienen los europeos, "va a ser víctima", junto a otros
objeto de negociación en Ginebra -como los servicios o el acceso a los mercados para
los productos no industriales- de la "no disposición de los Quince a negociar sobre
agricultura".
El ciclo de negociaciones lanzado en Doha el pasado
noviembre está amenazado de "parálisis" si no hay avances en agricultura porque todo
lo que se negocia aquí en distintos grupos forma parte de un "compromiso único",
señalaron esas fuentes.
En el caso concreto de las indicaciones
geográficas, los argumentos que esgrimen, sobre todo los países americanos, para
rechazar la pretensión europea de extender el nivel de protección especial a productos
distintos de los alcohólicos es que muchos de esos nombres que se trata de proteger
los llevaron los colonos europeos a los países adonde emigraron, donde se usan como
genéricos.
La delegación argentina señaló que en los acuerdos bilaterales
con la Unión Europea, su país se había visto obligado a renunciar al uso de algunas
denominaciones de origen en sus exportaciones a esa área por coincidir con otras del
Viejo Continente: tal es el caso, por ejemplo, del vino de Rioja.
Mientras
que los opositores a la extensión se quejan de que la protección que provee el artículo
23 del acuerdo Trips (sobre propiedad intelectual y comercio) es costosa y requiere
nuevo etiquetado, los partidarios argumentan que es simple al basarse en un hecho
como es el geográfico y no en si la denominación puede o no inducir a error al
consumidor.
Así, el artículo sobre denominaciones de origen del acuerdo
Trips señala que es aplicable a "toda indicación geográfica que, aunque literalmente
verdadera en cuanto al territorio, región o localidad de origen de los productos, dé al
público una idea falsa de que éstos se originan en otro territorio".
La
protección adicional que se concede a vinos y bebidas espirituosas en virtud de otro
artículo busca impedir la utilización de una indicación geográfica para identificar
"productos que no sean originarios" del lugar en cuestión aunque se utilice la indicación
geográfica acompañada de expresiones como "estilo", "clase" o "tipo" (como tipo Jerez
o Champagne).
La aplicación de esos acuerdos, sin embargo, depende de
las legislaciones de cada país, y así, por ejemplo, en Estados Unidos las
denominaciones de origen pueden protegerse sólo mediante su registro como marcas de
certificado, sistema al que se han acogido, por ejemplo, el té Darjeeling, de la India, o
los vinos Burdeos.
La protección especial de los vinos y espirituosos no
se extiende a las cervezas, lo que motivó el que uno de los productos mencionados en
el debate del domingo fuera una cerveza europea que se anuncia como "con aroma de
tequila", bebida que sí está protegida, lo que ha suscitado protestas por parte de
México.
Fuente: Agencia EFE