Certificar el valor agregado

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Acuerdo INTI - IRAM - INTA y ArgenINTA para garantizar atributos adicionales de los alimentos. Nuestro país tiene una gran fortaleza, la calidad de sus alimentos. ¿Qué duda cabe de ello? Más allá de los aspectos bromatológicos obligatorios, más allá de calidad sanitaria, es justo reconocer que los argentinos no estamos explotando suficientemente este privilegio. Al menos en el extranjero no tienen porqué presuponer que, si el producto es argentino, debe tener tales o cuáles propiedades que hacen muy recomendable su elección. Y nuestros propios compatriotas, a la hora de decidirse en la góndola por una u otra marca, ¿conocen por ejemplo las ventajas de elegir aquél alimento que contenga los nutrientes adecuados en relación con aspectos que hacen a la salud?

¿Es por falta de educación?, ¿es por falta de marketing?, ¿es por falta de tecnologías adecuadas de industrialización, desde el campo hasta el envase (packaging)?, ¿es por falta de conocimientos de nuestros productores, sobre todo PYMEs?, ¿es por falta de asesoramiento a los productores?, ¿es por falta de investigaciones orientadas directamente a obtener alimentos de mejor calidad?, ¿es por falta de laboratorios oficiales que aseguren la calidad interna y la calidad de exportación?, ¿es por falta de normas propias que permitan caracterizar los aspectos que nos interesa diferenciar?, ¿es porque no hay ninguna aclaración a los “numeritos técnicos” en la etiqueta que permita saber si el alimento es verdaderamente “light”, o con bajo contenido de sodio?, ¿es porque hay tantos sellos que nadie sabe en cuál confiar?. Seguramente es un poco por todo esto.

¿Cómo hacer entonces para abordar tantas variables simultáneamente y llegar al público con una leyenda que no deje lugar a dudas, avalada por lo más confiable que tengamos en el país? Juntando las mejores capacidades disponibles para que tiren todos en la misma dirección. Esa idea central dio origen al acuerdo de tres instituciones, cada una con un prestigio propio labrado durante décadas: INTI-IRAM-INTA.

El 25 de junio se firmó el Convenio de Cooperación, “con el propósito de realizar en forma coordinada actividades que permitan garantizar atributos adicionales de calidad de los alimentos, tanto para el consumo interno nacional como para la exportación, procurando que los consumidores cuenten con un respaldo confiable y que el valor agregado por las características propias de los alimentos de producción nacional, más allá de su inocuidad, sea puesto de relieve, con el fin de favorecer su colocación en los mercados mundiales.”

La Fundación ArgenINTA, que certifica alimentos junto con el IRAM, también firmó el convenio. Cada institución contribuirá con sus capacidades y experiencias en materia de asistencia técnica, asesoramiento, elaboración de normas elaboración de procedimientos y protocolos, estudios, investigaciones y desarrollos, capacitación, implementación de sistemas de calidad, evaluaciones, realización de análisis, ensayos y calibraciones, certificación de sistemas, procesos y productos.

Particular énfasis será puesto inicialmente en certificar las llamadas Declaraciones de Salud en los alimentos. Ejemplificamos a continuación un par de características distintivas, que serán puesta de relieve con la certificación mediante ensayos realizados en los laboratorios del INTI según la normativa internacional de calidad.

Alimentos con alto contenido de calcio para prevenir la osteoporosis (lácteos y panificados enriquecidos). El alimento debe tener un contenido de calcio que pueda ser absorbido y usado por el cuerpo. La osteoporosis se caracteriza por la pérdida progresiva de la densidad y adelgazamiento del tejido óseo.

Proteína de soja para prevenir enfermedades coronarias (productos panificados, milanesas, bebidas, aceites, etc.). Alimentos con alto contenido en proteína de soja: más de 6,25 g de soja por porción, bajo contenido de grasa saturada: 1 g o menos por porción, bajo contenido de colesterol: 20 mg o menos, y 2 g o menos de grasa saturada por porción. En personas con un alto índice de colesterol, al reemplazar todas o una parte de las proteínas animales de su dieta por proteínas de soja, tanto el índice total de colesterol como el de colesterol LDL (más conocido como “colesterol malo”) se reducen considerablemente. Varios estudios han revelado que, administrando 40 g adicionales de proteína de soja al día, se incrementa el aporte mineral a ciertas vértebras de la columna, además de reducirse la intensidad de síntomas menopáusicos, tales como los sofocos.

Sin duda alguna, cada vez se encontrarán en los supermercados más productos a base de soja en los que se resalten las propiedades beneficiosas de este componente.

Este proyecto requiere la participación de varios laboratorios del INTI trabajando en forma coordinada. Se ha dispuesto un aporte importante para la adquisición de nuevos equipos que permitan asumir la demanda de ensayos con total idoneidad.

Serán certificados los alimentos:

- con bajo contenido de sodio por su relación con la hipertensión, como alimentos cárnicos, sus derivados y panificados;

- con bajo contenido de grasa, ya que se ha demostrado que una dieta alta en grasas incrementa el riesgo de cáncer de mama, colon y próstata (panificados, galletitas, mayonesas y salsas relacionadas, alfajores, barras de cereales, golosinas con chocolate o sustitutos de chocolate, huevos, pastas frescas y secas);

- con bajo contenido de grasas saturadas y bajo colesterol para prevenir enfermedades coronarias;

- que además contengan fibras solubles, no menos de 0.6% por porción, ayudando a disminuir la concentración de lípidos en sangre y reduciendo el posible riesgo de una enfermedad cardíaca coronaria (panificados, lácteos y cualquier alimento enriquecido);

- con bajo contenido de grasas y buena fuente de una dieta rica en fibras (frutas, verduras y granos, panificados, cereales para desayuno, etc.);

- con bajo contenido de grasas y buena fuente de vitaminas A, C y fibras (bebidas, panificados, productos lácteos) reduciendo el riesgo de desarrollar algunos tipos de cáncer, como el de estómago, de esófago, colorectal, de la laringe y el cáncer pulmonar;

- sin azúcar, con agregado de polialcoholes y sorbitol para reducir el riesgo de caries dentales. El sorbitol se emplea en muchos productos alimenticios dietéticos, se produce de la glucosa y también se encuentra en forma natural en ciertas bayas y frutas.



Fuente: Suplemento "Saber Como". Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI)
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