Dentro del contexto más favorable para la industria a partir de la sustitución de importaciones y las mejores posibilidad de exportar, creado a partir de las ventajas que otorgó la salida de la convertibilidad, un seleccionado de 22 de firmas rosarinas, escogidas entre las 500 más dinámicas y con perfil exportador de la economía local, se puso a trabajar con los centros de investigación tecnológica para incorporar innovaciones. La mayoría apunta a implementar mejoras en los procesos productivos y fortalecer el desarrollo de productos, que le permita consolidar las ventajas del tipo de cambio. En la movida se encuentran empresas químicas, lácteas, de panificación, de medición médica, laboratorios, metalmecánico, aceiteras, frigoríficos, entre otros.
El fenómeno toma mayor importancia si se tiene en cuenta que en Rosario hasta el momento los lazos entre los mundos académico y empresario eran prácticamente inexistentes. A pesar de poseer una masa significativa de los recursos humanos disponibles que tiene el país en materia de investigación y una oficina de vinculación tecnológica (OFT) dependiente de la Universidad Nacional de Rosario (que abrió hace cuatro años), la relación con las empresas es una sexta parte de lo que ocurre en otros distritos. Mientras el promedio en la Argentina el 12% de las empresas sostienen relaciones con los centros de investigación, la proporción a nivel local cae al 2%.
Con este escenario, escasos recursos oficiales, y teniendo en el horizonte que las ventajas comparativas respecto al mercado externo se irán reduciendo en el tiempo (revaluación del peso, presión salarial e incremento de los costos energéticos), el Cerider -que agrupa los seis institutos de investigación del Conicet en Rosario y alrededor de 400 investigadores - modificó desde el año pasado su estrategia para incentivar la transferencia de innovaciones tecnológicas y focalizó la demanda en las empresas dinámicas con potencial para incorporar innovación tecnológica.
De esta manera, un estudio realizado por el Instituto de Investigaciones Económicas (IIE) detectó cuáles eran las necesidades de innovación tecnológica y cuáles podrían ser las empresas receptoras de la asistencia. De allí surgieron las 22 empresas rosarinas que mostraron interés por avanzar en posibles transferencias de tecnologías: Cotar, Las Cabañas, Flexocolor, La Virginia, Fontela Cristales, Mattievich, Pedrín III, Causer, Kussmaul, las aceiteras Martínez y Litoral, Laboratorios Walker y Juan Navarro, entre otros.
Al menos tres de estas firmas se encuentran en la última fase para concretar un proyecto en común con los científicos para incorporar en el corto plazo nuevas tecnologías a sus plantas fabriles. El titular del Cerider, Hermenegildo Cecatto, dijo que otras nueve firmas se encuentran en la instancia previa de análisis y no descartó que a lo largo de este año se incorporen nuevos proyectos o propuestas.
Cambio de hábito
Los empresarios consultados por La Capital, y que se mostraron interesados en la incorporación de nuevas tecnologías, reconocieron que hoy, con la revaluación del peso aparece la necesidad de consolidar y profundizar el proceso de sustitución de importaciones, así como las posibilidades de mejorar el perfil exportador medida la optimización de las ventajas competitivas.
La industria en Rosario representa el 20% de la economía local, de la cual un 70% es manufacturera. Sin embargo, estas firmas no tiene una tradición exportadora significativa de bienes industriales (alrededor del 5% de las empresas venden en el exterior y en su mayoría menos del 25% de su producción).
Las firmas que tienen más avanzadas las conversaciones con el Cerider prefirieron mantener en reserva los proyectos hasta que estén cerrados. Las tres provienen del sector alimentario, pero todas tienen objetivos distintos para desarrollar. Una apunta a mejorar el tratamiento de los efluentes, otra busca el perfeccionamiento en la conservación de su principal insumo y, en el tercer caso, apuesta a estirar en el tiempo la vida de uno de los productos de que ofrece en las góndolas de supermercados y almacenes.
En las entrevistas con los empresarios también hubo autocrítica."Las pymes locales no estamos habituados a interactuar con centros de investigación, pero esto puede ser transformarse en una alternativa muy interesante de I+D (investigación y desarrollo) que nos permita crecer", aportó Mauricio Fontela, uno de los titulares de la firma homónima de cristales.
El directivo explicó que el nexo con los centros de investigación les sirvió para pensar proyectos a futuro y en la incorporación de algunas tecnologías a los procesos productivos. La empresa hasta hace poco tiempo hacia foco sólo en obras de envergadura como el aeropuerto de Ezeiza, pero se fue diversificando a otros sectores, por ejemplo, el cristales para heladeras.
Ariel Dolce, titular de la firma de envases plásticos Flexocolor, dijo que su interés está "porque tenemos proyectos sobre productos y procesos nuevos" que con la devaluación se mejoraron su viabilidad. La firma, a parte de atender al mercado local, coloca parte de su producción en México. El empresario señaló que apuesta a ampliar las ventas en el exterior y no descuidar el mercado interno.
El coordinador de proyectos de Causer, fábrica de compuestos de caucho, explicó que la inversión en I+D forma parte de la política de la empresa. Citó como ejemplo el trabajo que en la actualidad sostienen con el Politécnico. Aunque por el momento no tienen un proyecto en común, estimó que las mayores posibilidades son en el área de desarrollo de productos.
En este sentido, los empresarios reconocieron que a nivel grandes equipamientos difícilmente los centros de investigación puedan competir con la adquisición de tecnología a fabricantes especializados de otras latitudes, pero destacaron la sinergía que se puede crear hacia ambos lados.
Varios de los empresarios admitieron que hasta la visita de los representantes del Cerider desconocían el capital tecnológico en los científicos rosarinos, y que el lanzamiento del emprendimiento público-privado para la creación del Instituto de Biotecnología (Indear) sirvió como llamado de atención sobre las potencialidades que se pueden desarrollar localmente.
Desde distintos ámbitos, académicos y empresarios, también insistieron en que el gobierno provincial debería participar más activamente del proyecto de creación del polo biotecnológico en Rosario. Destacan la presencia de un hombre del palo científico en el Ministerio de la Producción, Roberto Ceretto, para que impulse estos proyectos de innovación tecnológica, que permitan la generación de ventajas competitivas para las empresas de la región.
En este sentido, apuntaron a que el gobierno de Jorge Obeid destrabe en la Dirección Nacional de Arquitectura los fondos ya asignados (más de un millón de pesos) al Cerider, que permitirá avanzar en la concentración de los institutos de investigación en la Siberia y una señal de que cumple con una de las promesas de campaña sobre apoyo a la tecnología y su implementación en el sector productivo.
Por Marcos Cicchirillo
Fuente Diario La Capital de Rosario