Situada del otro lado del mundo, China connota cada vez más la atención de los empresarios, funcionarios y medios de comunicación de la Argentina. Y cuando se habla de China, el dato que surge en forma inmediata es su población, la más grande del mundo en una sola nación: casi 1.300 millones de habitantes. Sin embargo, aunque suena a mucho, demasiado, no es la característica que mejor describe lo que es China hoy.
Es necesario mirar a China desde otra posición.
China es un país en vías de desarrollo. Por esas vías transita un tren bala a velocidad inusitada. El progreso corre vertiginosamente de Este a Oeste, desde el Mar de la China hacia adentro, bifurcándose en el Delta del Yangsté, en Shanghai, hacia Mongolia interior en el Norte, las emergentes provincias del Centro y Sudoeste con ciudades como Wuhan, Chengdu y Chongqing como mejores exponentes.
Como un huracán, el progreso sopla fuerte desde la costa, especialmente con origen en el húmedo y poderoso sur industrial de Guangdong, Fujian y Zhejian hacia el interior. Cada una de eas provincias tiene poblaciones de entre 70 y 150 millones de habitantes. Así hay que ver a China región por región, de una provincia a la vez, de cada ciudad por separado.
- Que podemos venderle ?
En la Argentina se habla del "boom de la soja". Esta tiene en China a su principal cliente. Somos el tercer productor mundial y duplicamos a China (el cuarto) en volumen. Tres cuartos de la soja que exporta la Argentina viene a China.
Sin embargo, hace algunos años, la Argentina vendía principalmente aceite de soja a China. Hoy, el aceite se produce en China con poroto argentino, entre otros.
La relación comercial con China debe pasar por proyectos que vayan más allá del simple intercambio establecido por las operaciones de exportación e importación. De hecho, China cuida mucho su balanza económica. Junto con el crecimiento sostenido, a un promedio del 8% anual (en 2003 llegó al 9% a pesar del SARS), China viene registrando un balance positivo entre exportaciones e importaciones. Es decir, en términos absolutos en dólares, vende más de lo que compra. En la relación bilateral, tras la pesificación, la balanza se inclinó total y desproporcionadamente a favor de la Argentina. Pero no la considero una buena noticia. El grueso de ese volumen es soja. Poroto de soja, ya no más ?cada vez menos? aceite.
En la Argentina ese desbalance tiene sus consecuencias. La soja es una explosión, una buena noticia. La mala noticia es que en Argentina, en los últimos años, han cerrado varias plantas de producción de aceite.
Invertir esfuerzos sólo para lograr un mayor volumen de soja u otros commodities no pareciera ser el camino indicado. Dada la situación actual, no podemos venderle a China más que algunas materias primas. Argentina no está en condiciones de vender a China productos industrializados a gran escala. Este es el país que fabrica una gran proporción de los artículos de consumo que se venden en el mundo: 70% de los juguetes, 20% de las heladeras, etc.
No pensemos sólo en qué podemos traer a China para vender. Esos tiempos se terminaron. El desafío es elevar y sofisticar la relación con China, buscando áreas de cooperación recíproca a largo plazo. Salir del esquema típico de exportación e importación y adentrarnos en un modelo "win?win" en donde se palpen beneficios y ventajas para las dos partes.
- Que hacer
Se trata de crear plataformas recíprocas de desarrollo. Debemos preguntarnos qué podemos ofrecerle para ser dearrollado intensamente en China y qué nos ofrece China para dearrollar una industria o una disciplina en la Argentina. Siempre en sociedad. De a dos.
Comencemos por pequeños proyectos, posibles y sustentables en el tiempo. Por ejemplo, China en la Argentina: industria electrónica, telefonía móvil, juguetes, artículos de bazar, ferretería. Y la Argentina en China: gastronomía, escuelas de deportes, tecnología agropecuaria, biotecnología, software, inseminación artificial y genética aplicada al campo y la ganadería.
China ofrece cada vez mayor seguridad para las inversiones. Y su gobierno central promueve que las provincias y municipios brinden apoyo estatal y aseguren la continuidad de proyectos de inversión.
Hay que venir a China, ver, estimular a los chinos a que viajen a nuestro país. Si está interesado en tener una relación comercial a largo plazo con China, no basta con un viaje. Tampoco sirve traer catálogos y listas d eprecios. Traiga la valija llena de ideas y cárguela con el ánimo de construir una relación sustentable en el tiempo. Se trata de mirar lo mismo, pero desde el otro lado.
Por Sergio Spadone
Empresario argentino radicado en Beijing, China.
Fuente Diario La Razón