En momentos en que todo parece concebido desde la perspectiva de la producción en serie, el trabajo artesanal es cada vez más valorado en el mundo y las manos autóctonas argentinas no son la excepción. Telas mapuches en Italia, mates con adornos de oro en Siria, accesorios de caza mayor tobas en España, maderas talladas en Estados Unidos. En todos los casos se revela un mismo denominador: el valor y la originalidad de los productos se cotiza en alza en varias partes del mundo.
Así lo asegura Sebastián Chamut, quien junto con su hermano conformaron en 2001 Trinoexclusivo, una empresa tucumana destinada a la confección de carteras, cinturones y billeteras de cuero. "Trino surge de tres cualidades que se dan al mismo tiempo: calidad, originalidad y sensibilidad artística", resume Chamut para explicar el éxito de las primeras ventas a San Francisco y California, Hawai y Alaska, Berlín, Roma y Tel aviv.
Con una capacidad productiva de 700 carteras mensuales, cada una llega al público a unos US$ 60. "No estamos vendiendo carteras, estamos vendiendo arte y diseño", explica Chamut.
Bursar es una de las más importantes pymes dedicada a la exportación de artículos regionales y artesanías, y la primera que contó con una página web donde ofrece sus productos. Su gerente de comercio exterior, Alfredo Chao, resalta la importancia que tienen algunos artículos autóctonos de la Argentina en países árabes o asiáticos, como mates y bombillas en Siria y Rusia.
El dato resulta interesante ya que, después de la cuenca del Plata, el lugar donde más mates se consume es Siria, aunque la tradición es sustancialmente diferente. En ese país, gustan de los mates dorados o plateados, con importantes adornos, y cada cual toma en el suyo.
Rescate cultural
La empresa estatal Artesanías Neuquinas reúne a 2.000 artesanos de 42 comunidades indígenas. Los auspiciosos contactos logrados por la empresa hicieron que en 2002 las ventas se triplicaran y dejaran un saldo de $ 1 millón, una tendencia que también se repitió en 2003. Su presidenta, María Oscos, explicó que el trabajo se realiza a través del contacto entre la firma y las embajadas y consulados argentinos. Ese mecanismo llevó a que pudieran venderse artesanías argentinas en Nueva York y Barcelona.
Por Ivan Damianovich
Fuente Diario La Razón